Los tenues rayos de luz le dieron de lleno a Jailene en la cara obligándola a abrir los ojos, pero los mantuvo cerrados, deseando que la noche anterior hubiera sido sólo un sueño, del que ahora despertaba.
La realidad cayó sobre ella cuando abrió los ojos y vio la habitación de la casa del capitán del equipo de Beisbol. Intentó ver la hora, pero su teléfono se había apagado.
Volteó torpemente a un lado y a otro hasta que por fin encontró a Chase, seguía dormido en el sofá con una pierna arriba del respaldo y una mano sobre su cara. La manta que ella le había echado encima en la noche aún lo cubría.
Al ponerse de pie notó que le dolía la cabeza, pero no sabía si era porque había llorado o porque no había dormido.
—Chase... —Susurró con tono un poco temeroso mientras lo sacudía lo más suave que podía para intentar despertarlo.
—¿Qué sucede?—Preguntó, con voz soñolienta, entornando los ojos.
—Nada, ya amaneció. Vámonos.
Asintió torpemente y se puso de pie mientras frotaba sus ojos y bostezaba.
—¿Cuánto mides?—Se le escapó preguntar cuando notó que su cabeza apenas llegaba al pecho de Chase.
—1.80. ¿Nos vamos?—Respondió seco.
Por lo amable que era su voz normalmente, se notaba aún más el cambio, cuando estaba molesto.
Sin dirigirle más que un frío "Ve detrás de mí, o como quieras" Chase caminó delante de Jailene.
El ambiente era exactamente como el de un domingo de resaca. Se respiraba cansancio y arrepentimiento, algunos chicos estaban acostados en el suelo, un par se despertaba por la presencia de Chase y Jailene.
Mientras bajaban las escaleras tenían que hacer un esfuerzo por no pisar a quienes estaban allí acostados durmiendo, ni a los drogados que hablaban solos.
Finalmente llegaron al primer piso y para alivio de Jailene, todos estaban ahí.
—Christian...—Preguntó ella mientras lo sacudía para despertarlo, sin la delicadeza que había tenido con Chase.
—¿Qué?—Preguntó adormilado.
—¿Dónde están los chicos?
—Adolf llevó a Justin al hospital— Respondió y Jailene se estremeció.
Él lo notó y añadió:
—No, tranquila, la bala a penas lo rozó, estará bien.
Le dio las gracias y se apresuró a salir para buscarlos, pero luego volvió.
—¿Qué hospital?
—El del centro.
—Jailene ¿Cómo llegarás allí?— Preguntó Alex.
—Tomaré el autobús.
—Te llevo, los acercaré a todos.
—No quiero desviarte...
—No lo haces, Cindy vive por allí, queda de paso. Y aunque tuviera que desviarme, no habría ningún problema, eres mi amiga.
Accedió y le dio las gracias
—Un momento...—Observó y él enarcó una ceja animándola a hablar.—¿Tienes licencia?
—No, chofer—Respondió avergonzado y se ruborizó.
Todos salieron de la casa y debido a que el chofer no podía entrar a la calle, caminaron unas cuadras hacia la avenida.
—Hace un frío del infierno—Dijeron Chase y Jailene al mismo tiempo.
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A 1,000 yardas de tu corazón.
RomanceStrauss y Brown; Agua y Fuego. Un amor bastante complicado, nacido en turbulentas aguas y sobre todo en el césped perteneciente al campo de fútbol de la preparatoria. Para ambos, perseguir sus sueños siempre ha sido lo más importante. ¿Qué pasaría s...