Capítulo 31.

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La llegada de los concursos de talento en las diferentes áreas hacía que el alumnado se entusiasmara mucho. Había canto, teatro, baile, poesía, literatura, deportes, fotografía.

Jailene se dirigía hacia el laboratorio de biología, pero se detuvo a leer el panfleto que estaba en la pizarra de anuncios.

"Concurso de fotografía

Requisitos:

-Elaborar una exposición de mínimo 30 fotografías (de lo que tú quieras, pero que ofrezca un amplio panorama de distintas perspectivas)

-Tener experiencia."

La clase de biología de aquel día consistía en la que nadie deseaba tomar: diseccionar a una rana.

—Si me vomito, limpias— Dijo Justin a Jailene.

—Si te vomitas, vomitaré yo también.— Respondió ella mientras se ponía los guantes —. Adolf limpiará, él quiere ser doctor, tiene estómago para esto.

—El cuerpo humano no da asco, sus fluidos devueltos sí.

—Nadie vomitará.— La profesora los escuchó— Concéntrense.

Luego de 3 horas horribles, y de que Justin vomitara y Adolf limpiara, la clase terminó.

—No sé por qué presiento que vomitaste a propósito para hacerme limpiar—Se quejó Adolf con su gemelo.

Justin fingió que se ofendía.

—¿Cómo puedes pensar que yo sería capaz de...? Mentira, me conoces. Pero juro que fue real. Sentí que venía, saliendo por mi tráquea y ¿sabes, viejo? No pude hacer nad...

-.-

—El entrenador Davis probablemente vendrá al primer juego.— Decía Gibsley al equipo que se encontraba sentado sobre el césped a modo de círculo, finalizando el entrenamiento— El artículo que escribieron de Strauss y del equipo le sorprendió mucho. Quiere conocerlos a todos.

—¿Eso quiere decir que...?— Dijo Harry.

—Que, si ve algo que le agrade, sus posibilidades de entrar a la liga profesional en un futuro se harán aún más grandes.

Todos intercambiaron miradas y comentarios de emoción. Formar parte de la liga profesional era lo que al menos medio equipo más deseaba en el mundo para su futuro.

—Bien, dicho esto, pueden irse.

Jailene esperó a que Chase saliera de las duchas. Y luego se encaminaron juntos hacia el interior de la escuela.

—¿Estás emocionado? Por el entrenador famoso.— Lo abrazó del brazo.

—Estoy asustado.— Rio — Es una gran oportunidad, pero al mismo tiempo un riesgo.

—¿Por qué un riesgo?

—Porque si cometo un error, nunca lograré entrar a la liga profesional.

—Todo saldrá bien.

—Espero que sí. Cambiando de tema, escuché que hay un concurso de fotografía, ¿vas a entrar?

—Aun lo estoy pensando.

—¿Qué es lo que tienes que pensar? Eres la mejor fotógrafa que conozco, seguramente ganarías.— Le animó entusiasmado.

—He visto fotografías de otros chicos, y las mías ni siquiera se comparan.

—Tus fotografías son geniales. A ver, dime, ¿Cuáles son los requisitos?

Le contó que debía tomar 30 fotos, todas debían ser del mismo tema, y debía ofrecer amplias oportunidades de perspectivas. El concurso de fotografía sería el primero en llevarse a cabo. La galería se elaboraría en el auditorio y todo quien quisiera podría ir a ver las fotografías de los concursantes. La profesora de artes, junto con el director y otro par de docentes, serían el jurado y determinarían al o a la ganadora.

A 1,000 yardas de tu corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora