Capítulo 38.

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El bar del hotel estaba realmente bien abastecido de toda la clase de bebidas que uno se pudiera imaginar. Habían pedido a la gente que saliera, para darle uso exclusivo al equipo y a los fotógrafos.

Un mesero estaba tomando pedidos cuando Jailene y Patrick llegaron.

—Parker— Dijo Hilda a quien aparentemente debía ser el entrenador— Ellos son mis chicos. — Estiró la mano para indicarles que se acercaran.

Patrick tuvo que darle un empujón a Jailene discretamente para hacerla mover los pies.

—Un gusto conocerlos— Sonrió Patrick.

Jailene sintió que el estómago se le iba a salir cuando todo el equipo los volteó a mirar a ellos dos.

—El gusto es nuestro— Dijo Patrick, ya que su amiga era incapaz de pronunciar palabra.

Justo cuando Jailene pensó que se había salvado, el entrenador dijo:

—Chicos— Se dirigió a su equipo— Quiero que le den la bienvenida al equipo de fotografía. Ellos cubrirán su juego el jueves.

Todos los miraron mientras sonreían. Jailene ni siquiera fue capaz de mirar a nadie, no quería saber si Chase los estaba mirando, el corazón le latía demasiado rápido, y estaba nerviosa.

—Bien, en ese caso, podemos empezar— Sonrió.

Patrick tomó a Jailene de la mano, y ambos se dirigieron hacia los chicos.

—Mi nombre es Jailene Brown— Se presentó con el primer chico que encontró, para evitar a los demás.

El tiempo pasó lentamente, pero antes de darse cuenta, estaban a tan sólo 10 personas de terminar.

—Puedes hacerlo— Susurró Patrick a Jailene, mientras la empujaba hacia Chase. — Acaba con esto de una vez.

"Tierra, por favor trágame y escúpeme en Cancún" — Pensaba Jailene.

Antes de darse cuenta y por ir renegando, estaba frente a él.

Él levantó la mirada, y sus ojos se encontraron.

Jailene ni siquiera le dio tiempo de asimilar nada, simplemente se sentó frente a él y comenzó a hacer preguntas.

—¿Qué expectativas tiene de este super tazón?

—...

—¿Qué podemos esperar?

—....

—¿Podrías responder a alguna de mis preguntas? — Lo miró de mala gana.

Sentía calor en la cabeza, y sentía como si tuviera espinas.

—Eres... — Tenía una expresión de asombro. — ¿Eres tú?

—Sí, soy yo. ¿Quién más voy a ser?

—No, no, pero qué estupidez acabo de preguntar. Es obvio que eres tú... es sólo que — La miró detenidamente— Eres distinta.

—Claro— Sonrió— En 7 años una persona cambia bastante.

—Veo que sigues siendo sarcástica.

—¿Puedo seguir con la entrevista? — Lo cortó.

—¿Qué? Oh, claro, sí, sí, lo siento —Se ruborizó.

Chase.

Jailene hablaba, pero yo no la escuchaba. Solamente era consciente del movimiento de sus labios, y de sus ojos fijos en la hoja en donde estaba anotando.

A 1,000 yardas de tu corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora