Jailene se quedó petrificada hasta que el timbre que indicó el final de la clase de literatura la sacó de sus pensamientos. No sabía qué le iba a decir a Chase, no sabía si se lo diría.
O quizá se trataba de alguien más, un señor llamado Adler que también era alemán... no necesariamente debía ser el padre de Chase. ¿Verdad? Quizá estaba haciendo conjeturas erróneas y apresuradas.
Pero justo cuando iba a salir del cubículo, escuchó que alguien abría la puerta contigua de forma desesperada y se metía dentro.
Jailene salió del cubículo lo más silenciosamente que pudo y golpeó la puerta de su vecina que, a juzgar por lo que escuchaba, debía estar destrozada.
—¿Estás bien? — Preguntó mientras apoyaba la cabeza sobre la puerta.
—¿Jailene? — Le respondió la voz del interior y Jailene supo inmediatamente de quien se trataba. Reconocería esa voz incluso entre una multitud enorme, era su mejor amiga.
La puerta se abrió y Lola se lanzó a sus brazos, sin dejar de sollozar.
—Oye, tranquila, ¿Qué sucede?
Lola respondió a sollozos, era como si hablara otro idioma. Jailene sólo pudo entender con claridad que mencionó el nombre de Mandy.
Decidió que lo más prudente sería esperar a que se calmara para volver a preguntarle. Así lo hizo y luego de escucharla la acompañó a su clase de química y acto seguido Jailene se fue también, al aula donde se impartía la asignatura de teatro.
Por fortuna, la profesora aparentemente no había hecho acto de presencia aún. Con la mirada buscó a Justin, necesitaba hablar con él. Lo vio a unos metros, charlando con Chase.
Alguien se cruzó en su camino.
—Hola, Jailene. ¿Dónde estabas?— Preguntó Isaac.
—Oh, me encontré con alguien en los aseos — Respondió ella, vagamente, sin dejar de caminar.
Chase los miraba receloso.
—Oye... esto... me preguntaba si...— Continuó Isaac.
Jailene se volvió hacia él, intentando mantener la paciencia.
—¿Sí? — Se detuvo frente a una mesa apoyando una mano allí.
—Me preguntaba si ya tenías pareja para el baile...
Jailene se sorprendió al tiempo que se ruborizaba, la había tomado por sorpresa.
No entendió por qué, pero sus ojos se dirigieron inmediatamente hacia Chase.
El salón de teatro era algo grande, pero todo quien prestase atención era capaz de escuchar la conversación de alguien, si le interesaba. Como fue el caso de Chase, que aguardaba la respuesta de Jailene.
—Eh, no. Nadie me ha invitado. Pero...
—¡Perfecto! — Exclamó emocionado —. Bueno, no, siento que nadie te haya invitado, pero es perfecto porque así puedes ir conmigo...digo, si quieres.
—Eh...— Era como si su cerebro buscara excusas. Pero no entendía por qué. ¿Acaso esperaba que alguien más la invitara?
No. ¿Por qué rechazarlo? No había nadie con quien quisiera ir. Absolutamente nadie...
Se sintió molesta de pronto.
—Me encantaría ir contigo, Isaac— Aceptó con una sonrisa y continuo su andar hacia Justin.
Isaac celebró llevando sus codos hacia atrás. Chase, quien junto con Justin estaba llevando un par de telones hacia la bodega, tomó tan fuerte el que su compañero le tendía, que lo rompió en dos.
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A 1,000 yardas de tu corazón.
RomanceStrauss y Brown; Agua y Fuego. Un amor bastante complicado, nacido en turbulentas aguas y sobre todo en el césped perteneciente al campo de fútbol de la preparatoria. Para ambos, perseguir sus sueños siempre ha sido lo más importante. ¿Qué pasaría s...