Luego de pagarle al conductor, los tres bajaron del vehículo y se quedaron parados sobre la acera, sin saber qué hacer.—Bien... Ahora... ¿Entram...?
—¡Mierda! — Exclamó Alex— Chase terminó su cita, quiere que nos veamos en su casa.
—Ve, así puedes distraerlo— Accedió Jailene.
Alex se marchó, dejando solas a las dos chicas. Sin pensarlo mucho, entraron al hotel.
La mujer que estaba a cargo de la recepción parecía tener alrededor de 30 años, lo cual resultó un alivio, ya que fue lo suficientemente amable como para llevarlas hasta la puerta de la habitación que las chicas le preguntaron.
—Disfruten su estancia.
Una vez que la mujer se hubo marchado, las chicas se miraron, sorprendidas.
—Admito que pensé que tendríamos que atar a la mujer a una silla— Observó Lola.
—Y ocultarla en el armario de limpieza, lo sé.
Tomando valor, abrieron la puerta.
Esperaban ver una habitación 4 estrellas, con jacuzzi, pantalla de plasma... Pero, no fue así.
Ante ellas se hallaba la habitación más sobria y humilde que habrían podido ver en cualquier hotel.
Había únicamente una cama, y una mesa que tenía un florero posado encima. Pero entonces, cuando creyeron haber ido en vano, giraron la mirada hacia el hombre que estaba parado allí, de espaldas hacia la puerta. No lo habían visto, ya que el color gris de su traje se perdía entre las feas cortinas que cubrían la única ventana de la habitación.
Los ojos de Jailene fueron subiendo lentamente hasta llegar a la nuca del hombre. Y entonces lo vio. Aquel rizado cabello color arena, con canas en la raíz. Era el padre de Chase.
Pero lo más raro de todo era que él definitivamente se había percatado de su aparición... más no estaba sorprendido.
—¿Podría hablar a solas con usted, señorita Brown?
Lola la miró de forma reprobatoria, pero Jailene la convenció, y prácticamente la sacó a rastras de la habitación. Cerró la puerta. Estaban solos. El señor Adler la encaró por fin.
—Debo admitirlo, no la creí tan osada.
—¿Qué es lo que quiere? — Preguntó Jailene, intentando controlar el temblor que asomaba en su voz.
—No iré con rodeos. ¿Cuánto quiere? O ¿Qué quiere? Para dejar de intervenir en mis asuntos.
—¿A qué se refie...?
—Vamos, niña. Sé perfectamente que tú y tus amigos han estado tratando de investigar, cosa que no les compete— La interrumpió.
—Usted estaba tratando de destruir al equipo. Nosotros somos el equipo, claro que nos compete.
—Por eso desistí, encontré una mejor solución. Ni tú ni tus amigos se verán afectados, al igual que el equipo.
—Sacará a Chase de la escuela, ¿Cierto? — Dijo Jailene.
—Veo que también haz estado escuchando conversaciones ajenas. Pero sí, así es.
—¿Por qué?
—No es asunto tuyo.
—Chase es mi amigo... Yo quie...
—El futbol no es para él. Ese no es su camino, no es su futuro.
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A 1,000 yardas de tu corazón.
RomanceStrauss y Brown; Agua y Fuego. Un amor bastante complicado, nacido en turbulentas aguas y sobre todo en el césped perteneciente al campo de fútbol de la preparatoria. Para ambos, perseguir sus sueños siempre ha sido lo más importante. ¿Qué pasaría s...