7 Christian Emerson💖🔥

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Alan sintió las manos por debajo de la camiseta, los dedos retorcieron sus pezones de un lado a otro. El toque era tan certero e increíble que su hombría comenzó a despertarse, y su trasero buscó el bulto duro detrás de sí, mientras todavía estaban cubiertos por la ropa.

El hombre levantó su camiseta a la altura del pecho, ambos continuaban de lado. La lengua de su compañero se movió por la espalda. Una corriente eléctrica atravesó la columna vertebral de Alan, y un gemido bajo, salió de sus labios.

Necesitaba girarse, besarlo, tener más de esa boca gloriosa.

¿Por qué no se lo permitía?

Llevó una mano hacia atrás, y acarició la cadera vestida del tipo. Bien, haría lo que pudiera para saciar esa necesidad que le había despertado.

El hombre lo pegó a su torso, y succionó sobre su cuello una y otra vez, dejando cardenales muy visibles. Le mordió el lóbulo de la oreja, y esta vez, la mano derecha fue entre el pantalón y el bóxer de Alan, para acariciar su sensible pene.

Estaba muy húmedo, el desconocido jamás había conocido a un amante que entrara en calor con tanta facilidad, pero una vez más, este muchacho no era cualquiera, la forma en que lo había observado se lo había demostrado.

Deslizó los pantalones de Alan hacia abajo, y este lo ayudó con el bóxer. Estaba perdido entre la neblina de sensaciones.

—Quiero más, necesito más de esto. Se siente bien.

Los dedos embadurnados con crema se pasearon por sus nalgas. Alan sonrió en ese momento, burlándose de sí mismo. El bastardo no tenía esa crema para él, sino para sus compañeros sexuales.

El primer dedo ingresó sin aviso. Alan cerró los ojos y resistió un grito. Había entrado demasiado rápido, lo mismo sucedió con el segundo. Ambas falanges se movían en su interior buscando, Alan todavía desconocía qué. Fue cuando una ráfaga de placer indescriptible desembocó en un estruendoso gemido.

«Dios, ¿qué era eso?».

El hombre siguió golpeando en el mismo punto hasta que incluyó un tercer dedo, y desesperó a Alan. La extensión larga y gruesa que vino después lo llenó al límite.

Era tan grande. Alan apretó la mandíbula otra vez, y sus manos se presionaron en los brazos del tipo, que lo mantenía en posición.

El sujeto retrocedió y quedó unido por la punta a su entrada. Cuando volvió a empujar con fuerza, Alan vio estrellas. Gimió tan alto que su compañero tuvo que taparle la boca.

La manera en que lo acariciaba y besaba lo estaba volviendo loco. Los embistes tomaron velocidad y se sintió tan bien con eso, como si la verga de ese bastardo hubiera sido hecha para su placer, para ingresar en su cuerpo y quedarse a vivir allí.

Fue la hora más caliente de toda su existencia.

El extraño jugó con su cuerpo, enroscó los dedos en los pezones erectos y jaló de ellos. Los jadeos profundos cerca de su oído, le mostraron que su amante también lo estaba pasando bien.

Cuando te perdí T.JdP Libro 1 (gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora