Christian corrió entre las sombras con sus compañeros de equipo, quienes se escabullían, buscando posibles blancos.
—Despacio, allí hay más. —Avanzaron con lentitud y se pegaron a una de las paredes de piedra. Fue cuando se percataron que dos rottweilers circundaban el lugar—. La puta madre, si nos ven, estamos muertos.
—¿Cuántos habrá? —La pregunta de Irina quedó en el aire cuando un perro que había salido de las penumbras se abalanzó sobre ella y se prendió a sus brazos como si la vida se le fuera en ello.
La mujer contuvo el dolor y comenzó a patear intentando quitárselo de encima, fue cuando los otros dos animales se percataron del hecho y vinieron sobre ellos. Christian agarró el cuchillo y lo clavó en el cuello del can, al tiempo que Caleb les disparaba a los otros dos con su rifle y, el plan perfecto, comenzaba a derrumbarse unos minutos después de haber ingresado al rancho.
—Prepárense. —Christian presionó sobre el auricular—. Ruso, tenemos problemas, serviremos de distracción. Sigan adelante.
—¡Mierda! —Fue todo lo que Alexander dijo cuándo unos siete hombres corrían hacia donde estaba el grupo de Christian.
—Déjame ver el brazo. —Irina apretó los dientes cuando Caleb le sujetó el brazo que había quedado destruido. Se rasgó parte de la camiseta y lo envolvió, improvisando un torniquete. Christian observó a los hombres acercarse y les disparó.
—¡Al suelo! —gritó Alan, esquivando las balas.
Las balas iban y venían. Uno de los atacantes llegó hasta ellos. Caleb le golpeó la mandíbula con el rifle, luego le disparó en el pecho, arrojándolo contra la pared por el impacto.
Alan sostuvo a Irina e hizo que se pusiera de pie. La chica acomodó la ametralladora semiautomática en su mano menos hábil y disparó a dos hombres que peleaban con Christian y Caleb. Alan sujetó su arma con las dos manos y presionó el gatillo sin descanso, logrando que los hombres que se iban aproximando fueran al piso, para evitar las balas.
—¡Vamos, por aquí! —Corrieron a través de la oscuridad, llegando a un pasillo que conducía a un nuevo sector del rancho—. Parecen establos.
Los pasos y relinchos de los caballos, sobresaltados por el bullicio y las balas, les mostraron hacia donde se tendrían que dirigir.
—Nos estamos alejando de la casa —advirtió Alan.
—¡Rápido! ¡Busquen aquí! —Uno de los custodios le ordenó al resto que llegaba, y los enormes reflectores que actuaban a modo de luz de emergencia se encendieron.
Christian y los demás se arrojaron al piso, entre la madera y el heno, y se arrastraron. Irina apenas aguantaba el dolor sin desmayarse. Caleb la llevó hacia él.
—¿Estás bien?
—Lo estaré cuando salgamos de aquí.
Sin autocompasión, Caleb sonrió ante una de las mujeres más fuertes que había conocido en su vida, después de Gabriela, la madre de Stephen. Se apostaron en las esquinas del lugar y esperaron.
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Cuando te perdí T.JdP Libro 1 (gay +18)
Romance"No hay nada peor que un inocente en prisión, no hay nada más aberrante que expiar las culpas de un asesino impune en manos de bestias sádicas cansadas del encierro. Esta es mi historia, la historia del joven que fui y en el que me convertí". Alan...