"No hay nada peor que un inocente en prisión, no hay nada más aberrante que expiar las culpas de un asesino impune en manos de bestias sádicas cansadas del encierro.
Esta es mi historia, la historia del joven que fui y en el que me convertí".
Alan...
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—¿De verdad amor? ¿Esto es cierto?
—Sí, es la verdad.
—¿Por qué no me lo habías dicho?
—Pensé que te enojarías.
—Belleza, esto es inigualable. Me has dado la mayor alegría que he tenido en mi vida. ¡Voy a ser papá!
El ruido de las tostadas saltando del tostador destartalado fue lo que trajo a Caleb Emerson de vuelta a la realidad. Al presente, después de una noche y una madrugada que llamaría gloriosa.
Se acarició los labios, y se los humedeció. Todavía la sentía en ellos, sus manos se habían tatuado en su piel a través de rasguños y sudor. Dos golpes en la puerta de la cocina y Caleb se giró hacia allí.
—Buenos días, hermanito —saludó Stephen, riendo, con un pantalón de chándal y sin camiseta.
—Hola —dijo terminando de preparar los huevos revueltos.
—¿Eso es para mí?
—De hecho, iba a preparar lo mismo para todos. Luego.
—¿Qué? —preguntó Stephen.
—No sé si les guste a ellos.
—¿A ellos, o a ella? —Stephen le dio una sonrisa pícara. Caleb negó, esquivando la pregunta incisiva—. Es una hembra ardiente, me alegro de que la hayas encontrado.
—¿De qué hablas? —Caleb frunció el ceño y puso a funcionar la cafetera.
Stephen estaba a su lado afirmado en la mesa, buscando respuestas en el semblante de su hermano mayor.
—¿Eres tarado o te caíste de la escalera recién? Hablo de Irina Vargas, ¿de quién más?
—¿Hablas de la mujer que se irá en menos de una semana? ¿De esa? —Stephen dio un largo suspiro, su hermano trabajaba más rápido preparando el desayuno, atento al reloj. Se le haría tarde para ir al bar.
—¿Por qué no hablas con ella si no deseas que se marche?
—¿Qué? ¿Estás escuchando esa locura?
—¿Por qué? —indagó, encogiéndose de hombros.
—Veamos. —El tono irritado de Caleb cuando debía explicar lo obvio—. Una mujer exitosa, bella, con una posición económica formidable, se quedará por, ¿una buena follada?
—No eres una buena follada.
—¿Qué carajo sabes?
—Estuve a tu lado, imbécil. Vi la forma en que se estremecía entre tus brazos. Eso no es un invento.
—Nunca seré suficiente para una mujer como Irina, así como no lo fui para Shannon.
