—Él es Luciano de Almeida, es uno de mis compañeros de equipo.
Bello, seductor, manipulador y de veinticinco años. Era una receta demasiado explosiva para resistirse. Los ojos verdes de Christian escrutaron a Alexander, quien pedía autorización para despegar.
—¿Compañero de equipo?
—Cierra la puta boca y no me hagas arrepentirme de haber venido a salvar tu culo —ladró el ruso. Christian comenzó a reír. Alexander negó una y otra vez, dando un suspiro—. Estoy tan perdido por él, amigo, y el bastardo juega conmigo, una y otra vez. Sin importarle mis sentimientos.
—Entonces, estás en el lugar equivocado —cerró Christian, cuando Luciano se acercó a él. Lo escrutó con rostro serio y luego a Alexander.
—Ve y toma asiento, vamos de despegar —dijo Luciano en tono cortante, muy diferente a cómo había tratado a sus hijos y a Alan.
—¿Tienes algún problema?
—Ninguno, ¿y tú?
—¿Cómo podría? No te conozco —expresó Christian. Luciano chasqueó la lengua.
—Siéntate.
Christian entendió lo que sucedía y decidió darle una cucharada de su propia medicina. Se acercó a Alexander y acarició su torso para, luego, dejar un beso en la comisura de sus labios.
—Gracias, de verdad, sigues siendo muy especial —musitó muy cerca. El ruso frunció el ceño sin entender lo que sucedía.
—Claro, siempre, ya te lo dije.
Un nuevo beso, en la comisura izquierda, y Luciano estaba a punto de sufrir un ataque de ira, en donde tomaría la ametralladora y vaciaría cada puto cartucho en el cuerpo de ese hombre impresionante.
—Bien, ¿te sientas? —Le hizo una seña para que dejara la cabina y Christian se giró hacia Alexander, le guiñó el ojo.
—Seguimos hablando después.
El ruso sonrió nervioso, sin comprender los motivos por los cuales su amigo estaba actuando de ese modo. Su sonrisa se desvaneció cuando se enfocó en el copiloto.
—¿Te lo piensas follar delante de mí? —Luciano echaba humo. Alexander se humedeció los labios y sonrió, encendiendo los motores.
—Eso no te incumbe.
Si las miradas mataran, el ruso yacería en el piso desangrado, ¿qué carajo le pasaba? ¿Luciano era esquizofrénico?
Christian lo había hecho a propósito, era obvio. Alexander agradeció que su amigo le ayudara en su revancha con su amante portugués.
Las ruedas comenzaron a desplazarse por el pavimento de la pista, habían salido vivos de esta, pero, la batalla final los esperaba.
Media hora después, cuando el avión se estabilizó en el aire, Alexander y Luciano salieron de sus asientos poniendo el piloto automático para hablar sobre los pasos a seguir.
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Cuando te perdí T.JdP Libro 1 (gay +18)
רומנטיקה"No hay nada peor que un inocente en prisión, no hay nada más aberrante que expiar las culpas de un asesino impune en manos de bestias sádicas cansadas del encierro. Esta es mi historia, la historia del joven que fui y en el que me convertí". Alan...