2 De amores inquebrantables💖🔥

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—Tú primero —dijo Alan

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—Tú primero —dijo Alan. Ya no se sentía tan valiente una vez que su hijo aceptó el desafío.

Era lógico, había guardado esa historia en su corazón de una manera tan profunda como un tesoro. Un navío con lingotes de oro y diamantes, que había naufragado y terminó encallando en ese lugar.

Necesitaba escuchar, por lo que se concentró en el muchacho que pedía a gritos ayuda, en esos ojos de pestañas tupidas y color ámbar.

—Quedamos con Ty y Jeff ayer, para ir a la casa de Mark —repitió en un balbuceo.

Alan lo escrutó, con detenimiento, y controló su lengua que buscaba hacer miles de preguntas.

—Mark es un amigo —explicó Jonathan, que conocía a su padre y su impulso de saberlo todo.

—Bien. ¿Al igual que Ty y Jeff?

El joven negó, avergonzado. ¡Dios!, esto era difícil, jamás pensó que hablar con su padre acerca de un enamoramiento sería tan agotador.

—No, he estado saliendo un par de semanas con Mark. Sucedió cuando las clases en la universidad terminaron.

—¿Estudia contigo?

—No, su hermano lo hace. Fue así como lo conocí.

—Entonces, fuiste a casa de Mark, ¿y qué sucedió?

Jonathan tragó saliva, su corazón palpitaba como un tropel de caballos salvajes.

—Cenamos, y luego bebimos, había mucha gente.

—¿Los conocías?

—A la mayoría no —replicó el muchacho—. Eran amigos de Mark.

Se acarició las muñecas por encima de las vendas. Presionó con delicadeza sobre estas, mientras mordía su labio inferior.

—Soy un imbécil, papá —lamentó—. Jamás creí que podría caer así por alguien como Mark. Tampoco pensé que un tipo así me daría siquiera la hora.

Alan apretó sus manos en un puño en contra de su pantalón, con enfado e impotencia, al tener semejante retrato de su hijo lacerado.

—Dime qué ocurrió. —Cerró los ojos porque la pregunta salió de su boca en forma automática. Las pausas de Jonathan lo estaban volviendo loco.

—Fuimos con los chicos, algunos empezaron a molestar a Ty, y decidió marcharse. Jeff se quedó conmigo, luego una chica se puso a conversar con él y le invitó una cerveza.

—¿Y Mark?

—Estaba en la otra punta de la sala donde estábamos reunidos. Charlaba con dos gigantes de dos metros, parecían jugadores de fútbol. Varias veces me miraron y se rieron entre ellos. Debería haberme ido en ese instante.

—¿Estabas solo?

Jonathan se encogió de hombros.

—No tenía muchas alternativas —explicó, avergonzado—. El dueño de la casa se divertía en grande con sus amigos, y Jeff lo estaba pasando genial, así que, me quedé en un rincón bebiendo hasta que la sala comenzó a darme vueltas.

Cuando te perdí T.JdP Libro 1 (gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora