El hombre subió las escaleras del edificio Rowan a paso firme, con su maletín oscuro y su traje gris cobalto de Armani, junto a una camisa azul eléctrico y una corbata haciendo juego. Estaba enojado, sus cejas fruncidas lo corroboraban. Llevaban demasiado tiempo detrás de la pista de esos bastardos escurridizos, y nada. Más de tres años buscando y la respuesta había sido nula.
—Señor Shepard lo lamento, pero el señor Rowan... —No escuchó a la secretaria. Empujó la puerta con toda la soberbia que lo caracterizaba, esa imperiosa necesidad de llevarse al mundo por delante, de ultrajar a las personas, las cuales consideraba meros sirvientes, que debían rendirle pleitesía.
—Devon —dijo Carson poniéndose de pie.
—¡Quiero respuestas!
El abogado se quitó el auricular y volvió al escritorio, para terminar una videoconferencia.
—No puedes venir a mi lugar de trabajo y...
—¡Yo hice a tu padre y a esta puta firma! ¡Me vale mierda si estás ocupado! —gritó Devon como un loco.
—Ya te he explicado que necesitamos más tiempo.
—¿Más tiempo? —Devon frunció el ceño y se le fue encima al tipo, sujetándolo de la camisa.
—Mi vida corre peligro a cada instante, con esas basuras afuera.
—No te han molestado, nadie sabe dónde están. Han desaparecido, quizás ya murieron.
—Ciento veinte, Carson. Ese es el número de asesinos que he enviado por ellos. Todos con grupos de operaciones militares, altamente entrenados. ¿Cuál ha sido resultado? ¡Nada! Mi venganza sigue incompleta. —Devon lo soltó, y el golpe fue tan intenso que llevó a Carson a dar varios pasos hacia atrás. Y caer sobre el sofá.
—Devon, lamento lo que ocurrió hace dos décadas, pero no puedes vivir anclado en el pasado.
—¿Has amado a alguien, imbécil?
—Por supuesto, estoy muy enamorado, ahora.
—Sí, ¿tanto como para arraigarla en el corazón y sentir que si la pierdes te llevan la vida? —Esta vez, Carson se quedó en silencio, porque, si era sincero consigo mismo, no tenía idea de lo que Devon hablaba—. El senador Ferguson también está impaciente. Su cabeza está en juego. Contrata a los mejores investigadores, y dame el paradero de esos bastardos.
—Vengo haciendo esto desde hace años, esta vez es...
—No me digas imposible, porque te corto las pelotas en este segundo —habló Devon entre dientes. Carson se quedó en silencio. Entrar en enemistad con Shepard o Ferguson era peligroso—. Te doy una semana. Quiero la ubicación y, a partir de allí, yo me encargo.
El abogado tragó saliva, con el miedo que hacía latir su corazón con tal fuerza que lo sentía hasta en su cabeza. Devon salió de la oficina como había ingresado, dejándolo con un enorme enigma.
—Teresa.
—Sí, señor—respondió la secretaria en ese momento.
—Comunícame con el senador Ferguson.
***
—¿En serio alguna vez me dejarás follarte? —gimió Jonathan. Sujetando la almohada mientras las estocadas de Stephen se tornaban insoportables y deliciosas.
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Cuando te perdí T.JdP Libro 1 (gay +18)
Romance"No hay nada peor que un inocente en prisión, no hay nada más aberrante que expiar las culpas de un asesino impune en manos de bestias sádicas cansadas del encierro. Esta es mi historia, la historia del joven que fui y en el que me convertí". Alan...