-Me estás diciendo que mandaste a tu jefe a meterse las disculpas por el culo. -expresa Cleo desde la otra línea de la llamada
-No sabía que era mi jefe y además para que anda besando.
-Y también le tiraste café caliente. -me dice para rematar.
- Ya estaba frio y tampoco me arrepiento -le comunico.
Estoy en una llamada telefónica con Cleo desde el baño de la empresa, ni siquiera sé cómo hice para reaccionar rápido ni como llegué aquí, solo sé que tan pronto de su boca salió el *que haces tú aquí* salí corriendo y me vine a encerrar aquí, lo sé, para cobarde que me busquen, pero es que no tengo idea de cómo es posible que pasen estas cosas.
Porque veamos que probabilidad había de que el hombre de esta mañana fuera mi jefe... Pues en mi mente ninguna, pero si hubo un cien por ciento de probabilidad.
Aquí me encuentro en el baño sudando como vaca, aunque en realidad no sé si las vacan sudan, ya dejándome de tonterías.
Siento que me asfixio y tampoco sé porque estoy tan nerviosa, no quiero perder el empleo, pero siendo una persona madura pensaría que no hay razón para despedirme.
Entonces recuerdo que fue él que se atrevió a besar a una desconocida sin saber si pueda o no tener alguna enfermedad, pero entonces...
-¿Y si él la tiene? -le pregunto a Cleo.
-Si él tiene ¿Qué?
-alguna enfermedad.
-Nada que no se pueda controlar con tratamiento -es lo que me dice, ¡está loca!
-Como dices eso.
-Tienes que disculparte - me dice mientras giro los ojos, entonces agrega - O irte sola solita, sin que te echen y si lo hace pues vuelves y le echas cafecito.
-Bien caliente, lo buscaré antes de enfrentarlo.
Nos reímos las dos.
A veces cuestionó el porcentaje de madurez que deberíamos tener, pero cada que estamos juntas nos olvidamos de que es eso y nos comportamos pues...
La cosa es que no me iré, no sin antes dar la cara.
Después de pensar un rato y con mi mano derecha molestando por no despegar el teléfono, decido que es momento de salir, así que me armo de valor y salgo, claro está después de ponerme bajo el secador para que se seque el sudor que cerda que no sé de dónde salió.
Me arreglo la ropa y salgo en marcha a buscar el café primero, claro está. Tocó la puerta y entro cuando es Salomé que me abre.
Él está sentado en la silla y cuando me ve se levanta de inmediato, y si es alto y guapo, es muy guapo. Me estoy dando cuenta de eso ahora.
-Así que tú eres mi nueva secretaria -dice mirándome de arriba abajo y luego mira a Salomé que está a mi espalda. -Una mala educada es mi nueva secretaria.
A mí la verdad es que el habla no me sale, solo estoy aquí como una boba mirándolo. Es alto, de cabello castaño, unos ojos cafés profundos, su cara es alargada y tiene una mandíbula definida, no puedo obviar que tiene un cuerpo musculoso, no tan exagerado, pero si bien apetitoso como para querer apretar.
Claro el calor de la discusión no me dejo fijarme en eso.
-¿Se quedará muda, comiéndome con la mirada? -me pregunta con una mirada descarada.
-Señor disculpe, quizás tuvo un inconveniente.
Y yo sigo sin hablar mientras él solo me mira y yo a él, es que no sé qué decir.
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Mi Deseo. ©
Teen FictionCOMPLETA. ✔️ Que sucede cuando el que creías el amor de tu vida, te abandona con una niña en brazos y aún más peor que deje todas sus explicaciones en una siemple carta. Eso es algo de lo que Anna Roberts te puede hablar muy bien. Después de queda...