Capítulo 39

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Ya han pasado dos semanas desde que mi pequeña Maya enfermo, pero aparte de eso han pasado unas que otras cosas más.

Después de esa llamada no pude de dejar de pensar en quien rayos es que me esta llamando y de quién demonios quiere que me aleje, tampoco entiendo como es que mi teléfono todo el mundo parece tenerlo.

Mínimo tiene que estar en algún cartel publicitario.

Aun así no le comente a nadie sobre esa llamada, ni siquiera a Cleo que vino a ver a Maya con Nathan, otro con el que Maya se volvio loca —ni estando enfermita de la fiebre quiso estar quieta —aunque si hubo momentos en lo que se le notaba decaida y aprovechando que Nicolás se encontraba sentado iba y se acostaba sobre él poniendo su cabecita en su hombro, algo tierno de ver.

Pero volviendo a la llamada del extraño he decidido no contarselo a nadie porque realmente tampoco es como que me afectara y cuando vuelva a llamar —si es que lo hace —lo pondría en si lugar.

Durante la primera semana en la que a Maya le dio la gripe como dijo el doctor que seria. Creo que fue una donde ella y Nicolás se volvieron más que inseparables y yo... yo pues fui desplazada por mi pequeña.

Puesto que me quede con ella los días que estuvo enfermita, Nicolás venia todos los días, sin falta y lo primero que hacia Maya era pegarsele y no soltarlo jamás, solo lo hacia cuando ya se dormía y hasta eso era una lucha.

Recuerdo una de esas noches que Maya se quedo dormida sobre Nicolás y cuando fuimos a dejarla a la cama tan pronto la cargue y aleje de Nicolás empezo a gritar y patalear como loca, todo eso con los ojos cerrados por el sueño.

—Tranquila mi amor, soy yo, es mam —le dije pero ella siguió gritando.

Así que Nicolás se acerco y yo se la entregué... deja de llorar de una vez y yo solo me quedaba con la boca abierta mientras mi querido jefesito trataba de controlar su risa. Un rato después cuando Nicolás ya tenia que irse hicimos lo mismo y otra vez empezó a llorar como una loca, es que ni siquiera sé como es que se daba cuenta.

—¿Disfrutas esto no? —le pregunté a Nicolás cuando vi que la abrazaba y sonreía al mismo tiempo.

—Ya no seas celosa —dice acercándose y dandome un pequeño beso en los labios —me quiere más a mi que a ti. —termina diciendo burlón

No pude evitar sonreír porque sé que de alguna forma esto lo llenaba, lo podia ver en su rostro mientras le sonreia a Maya, cada vez que le daba un juguete o ella queria que él la cargara. Y él la trataba como si fuera una pequeña muñeca de cristal, la trata con tanto esmero y cariño que hasta me daban ganas de llorar.

—Quieres quedarte —empece a preguntar cuando vi que él tampoco queria soltar a Maya o irse.

—Sí —respondió de manera rápida y si esa fue la primera noche que Nicolás se quedo en la casa. La primera de muchas durante esas dos semanas.

Algo más que paso con relación a Maya es que cambiamos de doctor, no porque el otro haya sido malo, la verdad es que me agrado el trato, pero Nicolas hizo ir a la casa a un doctor de confianza, el cual era el mismo que atendía a sus sobrinos y era amigo de el ogro. El doctor Reynors y la verdad es que me encanto, era un hombre de algunos cuanta y pico y se le notaba desde la cabeza a los pies cuanto amaba su trabajo.

Otra cosa que sucedió también fue la tensión en la oficina, una vez que pude volver al trabajo entrar a la empresa era un calvario ya que los pasillos tenían un mal olor a tensión, chismes y envidia.

Si las miradas mataran yo estara muerta hace tiempo ya.

Porque digo esto, pues resulta que la revista del evento al que fuimos Nicolás y yo, ya salio y los dos aparecemos en primera plana.

Mi Deseo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora