Capítulo 13.

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Buscar empleo se me estaba complicando mucho llevaba dos días y no encontraba nada.

Iba a distintas entrevistas en un día, estaba preocupada aunque sabía que tenía aún dinero de la liquidación y puedo contar con mi madre, tenía que encontrar empleo lo antes posible.

Me encontraba caminando después de salir de una entrevista, a la casa de mi madre, ahí estaban ella y Maya. Mi madre siempre pasaba por ella a la escuela.

Caminaba lento, la verdad no quería llegar y decir otra vez que no encontré empleo, me enojaba mucho eso, sabía que mi madre me iba a bombardear con sus preguntas como lo estaba haciendo en los últimos dos días.

°°°°

-¡Mami! -escuche la voz de Maya tan pronto cerré la puerta a mis espaldas. Venía corriendo hacia mí, la abrace con todo el amor del mundo y en ese abrazo me olvidé de todo.

- ¿Cómo esta mi princesa? ¿Bien? -ella solo asintió, sentí unos pasos llegar hasta la sala, levanté mi mirada y ahí estaba Elena Roberts mi madre, tenía un delantal puesto y un paño en su mano.

-¿Tampoco hoy? -Pregunto con su cara de *ya se la respuesta* aun así negué y salió sacudiendo su paño para la cocina.

Elana Roberts mi amada madre, es una mujer de 54 años de edad, su cabello es corto hasta las orejas de color negro y gris a la vez, sus ojos son de color verde oscuro que con el tiempo se van poniendo más claros, yo saque los ojos café de mi padre.

-Yo y abuela estamos haciendo gelatina de fresa, mami.

-abuela y yo -dije tocando su nariz, ella solo asintió sin importancia a lo que le corregí -Las estrellitas van de último mi amor.

En realidad la frase era de otra manera, pero jamás le diría burrita a mi hija.

-Entonces soy una estrella, mami -dijo mi chiquita tocando mi cabello, siempre hacia eso.

-Eres el universo completo -dije levantándola de golpe haciendo que esta grite de la emoción -Y sobre la gelatina, suena maravilloso, así que vamos.

Cuando entro a la cocina es un caos, cómo imagine, mamá y Maya siempre hacen cosas en la cocina y la vuelven un desastre por completo, cualquiera pensaría que no, pero es así.

Maya va al lado de mi madre y yo me siento en una de las sillas del desayunador, solo a mirarlas y pensar.

Voy a terminar loca en esta semana, no encuentro empleo y Rayos que lo necesito, no importa que tenga a mi madre apoyándome, necesitaba el empleo mucho y está vez uno que me brinde un sueldo mejor que el anterior, aunque no me quejo, gracias a ese empleo salí de muchas, pero el sueldo era para una persona sin compromiso, no para una que tiene que alimentar a otra.

Cuando las cocineras terminaron, Maya fue a la sala a dibujar y ver televisión, le encanta hacerlo y mi madre solo se quedaba de pie mirándome.

Era una mirada que podía decir mucho, pero no decía nada.

-Ya mamá dime lo que me tengas que decir.

-No quiero decir nada An, solo te observo.

-Pues deja de hacerlo, siento que me reprochas.

-¿Cómo podría yo reprocharte? -Dijo muy tranquila, esto estaba mal -no es tu culpa que no lo encuentres, solo no te desespere.

Se giró y empezó a limpiar el desastre que hizo haciendo una simple gelatina.

-Cómo no me desespero, dime mamá, lo necesito urgente.

-Cuentas conmigo y además no lo necesitas con urgencia porque te llegó esto -dijo buscando entre los bolsillos de su ancho pantalón, saco de ellos un sobre y lo puso encima del desayunador.

Mi Deseo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora