Voy hacia la oficina repasando en mi mente todo lo que diré con tal de que no me regañe o aún peor, me despida.
Mi jefe es un amor de persona sé que lo puede entender, pero aun así siento la necesidad de explicarle y rogarle que no me despida, pero tan pronto entro soy traicionada por mis nervios y aceleración.
—Lo siento tanto señor, no quise llegar tarde es que imagínese mi niña tuvo una pesadilla y no escuché la alarma y sé que me va a regañar aún que es la primera vez y nunca le he fallado soy muy fiel a usted lo siento perdóneme no me vaya a linchar porque déjeme decirle que si hace es...
— ¡Respira niña! —me interrumpe gritando y con ganas de reír.
—No te llamamos por eso An —me dice la señora, esposa de mi jefe, de la cual note su presencia ahora —Que manera tan rápida de hablar chica.
No puede ser seguro me parecía al chico de esta mañana.
*Te pasa por mandarlo a callar indirectamente* dice mi subconsciente en reproche, pero la verdad es que ahora si lo comprendí.
—Lo siento, es solo que me puse nerviosa —dije sonriendo a lo cual mi jefe y su esposa sonrieron también —Por un momento pensé que me iban a despedir.
Dicho esto vi como la sonrisa de los dos se borraba de su rostro y... ¡no wey ahora sí me hacía en mi ropa y no del uno no, del dos para ser exactos!
No me quería adelantar a ningún hecho, pero es que sus caras son de miedo, yo solo espero no pasar una vergüenza por culpa de los nervios.
—Anna tu ha sido una empleada excepcional —empezó mi jefe totalmente serio —Y créeme que no te despediríamos por llegar tarde o por cualquier error que cometas.
—Pues me alegra escuchar eso, créame que respiro mejor —algo no me cuadraba en esta ecuación y a pesar de mis presentimientos y mis nervios haciendo nudos en mis instintos, quise ser optimista, necesitaba el empleo —entonces ¿para qué me mandó a llamar?
—Porque —suspiró, pareciera que se le hacía difícil hablar —porque de todas maneras te tendré que despedir.
Soltó sin más y yo sentí una cubeta no de agua fría, de hielo más bien y del de Alaska. Me quedé pensando por un momento, ¡rayos! en serio lo necesitaba era una madre soltera, mi Maya necesitaba muchas cosa.
—Pero señor... No entiendo aun... —me atreví hablar y no sabía que decir, quería aferrarme.
—Sabemos que lo necesitas Anna y no sabes lo mucho que nos duele decirte esto. —esta vez habla la esposa y se sentó a mi lado agarrándome del hombro.
—De todas maneras te hago un favor niña Anna, usted iba a renunciar después de un tiempo.
No haría tal cosa, bueno si, no pensaba trabajar mi vida en una cafetería, pero no pensaba en eso ahora.
— ¿Cómo es que me hace el favor señor? —le digo mirando sus ojos, la verdad es que no comprendía.
—Porque tu liquidación será razonable y suficiente hasta que consigas un nuevo empleo —me dijo deslizando un sobre por encima de la mesa. —Si hubieras renunciado tú, tendrías menos.
—Pero no pensaba hacerlo seño...
—Estamos en la quiebra Anna, confía en mí cuando te digo que es mejor que nosotros te despidamos. —Me dijo la señora haciéndome reaccionar, pero mi mente terca al pensar en lo difícil que es conseguir un empleo, no lo quiere aceptar.
—No hay nada que podamos hacer a esto y sé que te has dado cuenta, la clientela no es la misma... Lo siento de verdad Anna.
—Sé que es difícil encontrar un empleo y más para una madre soltera como tú qué tiene muchas necesidades para con su hija, así que trate niña Anna —dijo esta vez la señora.
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Mi Deseo. ©
Teen FictionCOMPLETA. ✔️ Que sucede cuando el que creías el amor de tu vida, te abandona con una niña en brazos y aún más peor que deje todas sus explicaciones en una siemple carta. Eso es algo de lo que Anna Roberts te puede hablar muy bien. Después de queda...