Jamás pensé tener a Amanda de frente, bueno si lo pensé, pero no aquí afuera de un restaurante y con mi hija detrás de mí, ella que había sido horrible en su momento ahora me saludaba, ahora me buscaba, ahora esperaba que yo fuera amable, pero lo cierto es que seguía siendo la misma, por sus gesto de insuficiencia lo puedo notar.
Ella solo quiere ser amable por su propio interés.
Después de mi comentario ella río de una manera totalmente falsa y miro a Nicolás con algo que, desde mi punto de vista, era nuevo y fue nerviosismo. Y lo entendía porque mi jefe la miraba con superioridad y una seriedad que si intimidan.
—Pero que dices, Anna –dijo y sonrió, o eso creo porque pereció más una mueca. Me miro a mí y luego a Nicolás –Solo quise acercarme desde que te vi... eh... como... ¿Cómo están?
Veo como trata de mirar detrás de mí, pero Nicolás es rápido y al parecer sabe que no quiero que vea a mi niña, la cual se mueve un poco detrás y sé que siente curiosidad, pero no le permito salir.
—Señora...
—Amanda Pattinson –le extiende la mano a Nicolás –pero me puede decir Amanda, señor Lombardo.
Y al escuchar eso yo abro mi boca con sorpresa, como que lo conoce, Nicolás no se ve sorprendido para nada de eso.
—Sí, bueno, señora Pattinson, creo que debería regresar adentro –dice mientras estrecha su mano con la de ella, pero Amanda al escuchar eso aparta rápido su mano.
—¡Por supuesto que no! –dice levantando su voz, si estaba totalmente seria, ya se le ha caído la careta. –Solo quiero saber cómo están.
Esto no puede estar pasando.
—Eso no es de tu interés, pero puedes ver que estamos de maravilla –dije mirándola con la misma superioridad que ella me mira ahora. –Si eso era todo, ya puedes dejar de... ¿acosarnos?
—¿Acosar yo? ¡Tengo todo el derecho del mundo, Anna! –que levante su voz y me mire con odio llama la atención de los demás que pasaban por el lugar, pero era algo que no me importaba.
—¡Uno que perdiste hace tiempo! No me obligue a...
—¿A qué? No seas una atrevida.
—¡Tu no lo seas Amanda! Que descaro el tuyo al pararte frente a mí y creer que tienes derecho a algo aquí o alzar tu voz.
Abre sus ojos con sorpresa y detrás de mi siento como Maya se aferra a mí, lo que me hace notar que está asustada y no me gusta para nada y sé que tengo culpa de que lo este.
—No sé qué te has creído, pero será mejor que le bajes.
Y ahí suelto una risa sarcástica que la hace mirarme con más enojo del que ya tiene.
—No me creo, soy, soy todo menos esa chica de diecinueve años que salió de tu casa.
Digo y ella de inmediato iba a tirar su veneno por esa boca de víbora que posee, pero Nicolás levanta su mano y le dice que ya basta.
—¡Ya cállese! –dice con su ceño fruncido y mirándola fijamente, luego me mira a mí, pero al hacerlo puedo ver como sus gestos cambian por unos más suaves antes de dirigirse a mí. –No es el momento, Anna.
Y tiene razón.
Pensé que enfrentarme a Amanda sería algo que necesitaba, pero no estaba viendo las cosas con claridad, primero porque Maya se encontraba presente y no merece, ni necesita escuchar lo que sea que Amanda diga o yo, segundo también se encontraba Nicolás el cual seguramente me llenaría de preguntas, así que después de un largo silencio. En lo que Amanda trataba, como vieja chismosa, mirar detrás de mí, respire profundo y dije:
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Mi Deseo. ©
Teen FictionCOMPLETA. ✔️ Que sucede cuando el que creías el amor de tu vida, te abandona con una niña en brazos y aún más peor que deje todas sus explicaciones en una siemple carta. Eso es algo de lo que Anna Roberts te puede hablar muy bien. Después de queda...