Capítulo 12.

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—Cariño ya está la cena —le dije a Maya deteniéndome en el marco de la puerta. Ella está en su habitación, sentada en una pequeña mesa dibujando, siempre me ha gustado verla concentrada.

Mi niña es muy inteligente y hermosa con unos cachetes rosaditos que dan deseo de apretar y besar a cada momento, tiene un cabello lacio y largo de color castaño, bastante claro, eso lo saco de su padre al igual que unos hermosos ojos color miel, pero en todo lo demás salió a mí y eso me encanta. Además de que me permite no pensar tanto en ese cobarde, al que espero no encontrar más.

No hablo mucho de eso con nadie, se fue una madrugada sin importarle nada y su familia se fue con él, la que más amor y cariño le tenía a mi niña era su padre, pero yo no quería nada con esa gente después de que vi como apoyaron que me abandonará. Estaba mal, lo sé mi niña necesita saber sobre su otra familia, pero tampoco es como que ellos tengan mucho interés por ella. Yo sabía a la perfección dónde él estaba, lo sabía muy bien, bueno de vez en cuando lo veía y siempre me causaba un gran dolor en mi corazón.

Fue difícil superar lo que hizo, aunque constantemente me preguntó cómo hubiera sido todo si él estuviera aquí, pero me he esforzado todo este tiempo para demostrar que mi niña no necesita un padre y que puedo ser las dos cosas a la vez. Otro error ya que nadie puede tener dos roles.

—Mi amor, ¿no tienes hambre? —Pregunte, saliendo de mis pensamientos y acercándome, ella negó — ¡Oooh, que dibujo más bonito mi chiquita! —dije al ver lo que pintaba, aunque los colores estaban un poco fuera de contorno, para mí estaba bello.

Por lo que veía era una casita y dos muñequitas.

—Esa eres tu mami y yo soy ella

—Esta hermoso mi amor, eres toda una artista, Picasso te queda pequeño —dije admirando su dibujo.

— ¿Pi, qué? —preguntó mirándome a los ojos, no puede evitar reír.

—Picasso, fue un pintor y escultor español, pero vamos a cenar bebé.

—Pero no tengo hambre mami —me dijo, haciendo un puchero, aun así la lleve a la mesa.

Había hecho pasta y sé que a ella le encanta, se la comió toda, en ocasiones la mandaba a que lo hiciera porque mi niña cuando está feliz habla más que cualquiera y muy rápido.

Y aquí estábamos lavando los platos, le puse un banquito para que suba y me ayudara, según ella porque solo tenía las manitos dentro del agua, mientras decía mil palabras por segundo, y yo como toda fan de esa pequeña hermosura la escuchaba y le aclaraba lo que no entendía.

Pero todo se puso diferente cuando nos estuvimos bañando, en ocasiones lo hacíamos juntas como hoy, estábamos las dos ahí en la ducha y ella hablaba, pero ya no con la misma emoción, supuse que era por el sueño, más me quedé en blanco cuando hizo una pregunta que no me espere.

— ¿Por qué no tengo papi?

No supe que responder, me quedé en blanco y solo la mire, ella me observaba esperando una respuesta, pero no sabía que decirle, ¡porque vamos! cómo decirle a una niña que su padre nos abandonó porque nos veía como una carga.

Si sabía que un día tenía que hablarle de esto, pero no espere que con 6 años piense en eso. Aclare mi garganta.

— ¿Por qué me preguntas eso mi niña? —dije dándole la vuelta para que no me vea la cara e hice de cuenta que le recogía su cabello.

—Todas en mi escuela tienen uno mami, yo no y ellas se ríen de mí.

Me partió el corazón ver cómo una lágrima rodó y lo entendí por eso mi princesa lloro en la escuela. La gire hacia mí y limpie sus lágrimas, la abrace.

—Escúchame mi amor, no tienes que sentirte mal...

—Pero dicen que no tengo amor. —me interrumpe.

—A ver amor, princesa escúchame, tú tiene mi amor y ese amor es mucho más grande que todo el mundo. —me mira —mucho más grande, tanto que no necesitas amor, más bien te sobra y cuando esas niñas te digan eso no vas a llorar, porque lo que te dicen es mentira, me tienes a mí, a la abuela, a tu tía Cleo, la cosa es que no necesitas amor, porque tienes de sobra, ¿ok cariño?

Ella solo asiente y se limpia las lágrimas, así que la abrazo otra vez y la lleno de besitos hasta que veo que sonríe.

Abro la llave y la empiezo a mojar jugando con ella para que ría más y se olvide de lo que esas niñas le dijeron, aun así no creo que unas niñas tan pequeñas piensen en algo así, al menos que otra persona lo haya dicho. Tampoco me iba a quedar de brazos cruzados.

Es complicado hablarle a una niña de esa edad sobre un tema tan delicado, ella no está preparada para eso, tenía que buscar una manera por si pregunta otra vez, pero no es un tema que lo pueda hablar con ella sin que le cause dolor.

Después de bañarnos, nos vestimos y la acuesto en mi cama, hoy quiere dormir conmigo y yo encantada la dejo, mientras la arropó para que duerma, me dice.

—Es cierto que no tengo papá —La mire y ella me miraba a mi hasta que sonrió —pero puedo tener uno ¿Verdad, mami?

Yo estoy atónita, solo me quedo a observarla y veo que sonríe con esperanza en los ojos, así que solo asiento.

—pues quiero uno mami. —Dijo sonriendo más —así lo verían en mi escuela.

Lo entendí a mi niña le estaban causando daño con eso y no lo iba a permitir, mañana tendría una charla con Cleo y la señora Wilson.

—No necesitas mostrar nada a nadie amor. —le dije acariciando su mejilla y Dios que difícil era hablar de esto para mí. No sabía que decir o por dónde empezar.

—pero quiero uno mami —Yo solo asentí y ella me abrazo y eso encendió mis deseos de llorar.

—Bueno bebé es momento de dormir. — me molesta y duele que mi niña esté pensando eso, porque no sé qué decirle, cómo decirle que su papá se fue, dejando todas sus explicaciones en una nota, que mantengo oculta. Tenía que encontrar una manera por si me pregunta otra vez. —Ahora duerme.

La beso y apagó la luz, saliendo de la habitación, voy a buscar mis libros de estudio, ya me gradué en administración de empresas, hace poco en la universidad, pero me encantan leer mis libros y un periódico actual.

Marco en el periódico empleos a los que puedo ir directamente, lo haré mañana y me preparo a leer, veo el reloj y son las 10 de la noche, pero se me complica concentrarme, solo puedo pensar en mi conversación con Maya.

Ella piensa en su padre, en un hombre que no le importa nada. Trato de convencerme como otras veces que mi niña no necesita más que a mí y a mi madre, somos su única familia y eso no está mal, pero como si algo me quisiera poner a dudar más, mi teléfono empieza a sonar y aunque él número no está agendado lo conozco perfectamente.

Sabía quién era que llamaba, lo hacía mucho, en ocasiones contestaba, pero a veces como hoy las ignoraba, mi orgullo y dolor hacían que lo hiciera.

Ignorar las llamadas me hacía sentir egoísta, mas no deje de pensar en que ellos así lo prefirieron.

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Hasta aquí, espero que les guste muchooo.

Mi Deseo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora