Muchas cosas estaban pasando en poco tiempo, pero lo mejor de todo era que me sentía plena, sentía que todo estaba saliendo de maravilla.
Las llamadas no siguieron, se detuvieron y aunque sé que pronto continuará la jodienda, pienso disfrutar hasta el momento que empiecen otra vez.
Los que continúan enviando es el dinero, el cual no acepto, ni aceptaré.
Por otro lado mi madre al otro día de dejarme a Maya en la empresa llegó con una bolsa grande y llena de ropa, ropa para ella, para Maya, la gran mayoría era de niña solamente, las otras eran para mí y Cleo, me sorprendió ver toda esa ropa y después de preguntarle de qué va todo eso me dijo:
—Hubo un especial en una pequeña tienda, no podía ir con Maya —comento agarrando a Maya y probándole una blusa —eso era una guerra, perdí un zapato, pero valió la pena.
Y sí, así era mi madre, ni siquiera sabía cómo sabía dónde habría especiales.
Pero eso no era todo, lo otro era, que mi Jefe, Nicolás estaba irreconocible, bueno seguía siendo un bizcochito, pero ahora se comportaba diferente, ya no era un gruñón, al menos conmigo, algunas veces preguntaba por Maya, pero no le decía su nombre más bien era colitas.
La cosa está en qué ahora me atraía más, no era un grosero ni egocéntrico conmigo y eso me gustaba. Me estaba gustando que no gritara al pedirme las cosas y no sé si estaba loca o qué, pero sentía que solo era conmigo.
*Mi mente de loca esta en función.*
Me sentía extraña estando allá, trabajando para él, porque sentía cosas que no sentía hace mucho tiempo, me ponía nerviosa de una manera sorprendente.
Pero él no era el único, ya que Maya hizo un dibujo en dónde había un muñeco de palito verde y una niña agarrando la mano. Esa niña por supuesto era ella y el hombre verde, era el jefe ogro.
— ¿Mami se lo llevarás al ogro, verdad? —me dijo señalando el dibujo.
Yo agarré mi cara sin saber cómo contener la risa, porque como demonios le entrego ese dibujo a mi jefe.
— ¿Desde cuándo le haces dibujos a desconocidos? —le pregunté, curiosa —Nunca le has hecho un dibujo a la señora Wilson.
Ella se encogió de hombros haciendo una mueca rara.
—La señora Wilson es muy mandona, mami —dijo para luego pensar un momento —el ogro me dio dulces.
Ahí reí con ganas, mi niña no era interesada, pero si me daba algo de risa.
— ¿Solo por los dulces, solo por eso le haces un dibujo?
Ella asintió sin más y se fue saltando, la amo, es mi bebé hermoso.
Todo eso pasó una tarde de sábado, mientras que en la noche estaba que me cagaba de los nervios, me comía las uñas y caminaba de aquí para allá.
¿Por qué?
Bueno porque hoy era la cita de Cleotirde, con ese desconocido llamado Nathan, del cual no se sabía nada, solo que era periodista y tenía una foto de Batman.
Y para rematar el asunto, Cleo se fue armada, con un gas y un cuchillo como dijo que haría.
Estaba completamente loca y por esa razón estaba esperando la llamada que me prometió haría.
Tenía dos teléfonos uno donde estaba su llamada y otro donde por si acaso llamaría a la policía.
Si así de paranoica estaba. Luego de algunas horas, el teléfono sonó, me levanté rápido alarmada. Estaba tan nerviosa que dure mucho tiempo para contestar.
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Mi Deseo. ©
Teen FictionCOMPLETA. ✔️ Que sucede cuando el que creías el amor de tu vida, te abandona con una niña en brazos y aún más peor que deje todas sus explicaciones en una siemple carta. Eso es algo de lo que Anna Roberts te puede hablar muy bien. Después de queda...