Capítulo 25 parte 1.

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Nicolás Lombardo.

¿Está mal odiar a la familia? Porque Alissa y mi padre me están jodiendo la paciencia, es que aún no me entra en la cabeza cuales son sus deseos de complicarme la existencia.

Están jode que jode, me queda poca paciencia para toda esta mierda. Quieren darme más responsabilidad de la que ya tengo.

Sabía que Alissa no iba a estar tranquila, después que mi padre decidiera que yo sería el Ceo, ha estado jodiendo porque según ella ese legado le pertenece por ser la mayor, todavía no entiende que no se trata de edad, se trata de capacidad y yo tengo más que ella.

La cosa es que mi padre cedió a sus reproches y ahora tengo que probar que este trabajo no es mucho para mí, ya que según ellos me está consumiendo y no tengo una vida responsable fuera de esto, demasiado absurdo para que venga de mi padre esa locura, pero mi paciencia está llegando a su límite y me atrevo a dejar la empresa que tanto me costó, pero ni muerto se la cedo a Alissa, prefiero dejársela a Nathan que es periodista.

Hablando de Nathan este se encuentra conduciendo, llevándome a una cita que él planeo, la cita es con Anna, mi secretaria. No sé ni cómo demonios me deje convencer, pero según él, la conoce porque salió con su amiga y la vio en una foto, eso es lo que dice.

Así que aquí está llevándome a una cita con ella y algo me dice que no sabe nada porque veo que se detiene en un parque que tiene muchos juegos y un montón de gente en todas partes.

—¿Qué demonios es este lugar?

—Un parque ¿no ves? Ahora baja —dijo bajando del auto y mirando a todas partes.

Obvio que veo que es un parque, uno infantil más bien. Peleando conmigo mismo me bajo del auto y miro los alrededores y hay un montón de niños unos corriendo, otros llorando y unos comiéndose los mocos... ya eso me provoca dolor de cabeza.

—Esto está lleno de diablitos, no sé ni cómo me convenciste. —Dije mirándolo, pero él seguía tecleando —deberíamos irnos de aquí. ¿En serio no había otro lugar?

—No seas quejica —dijo levantando la cabeza y empezando a caminar -es por aquí.

Y lo seguí total ya no había más remedio que hacerlo, solo espero que si sea Anna, porque si no lo mato, aunque ganas no me faltan porque todo esto es su culpa, aún recuerdo la acalorada discusión de esta mañana con mi padre.

Flashback.

Nos encontrábamos todos en el comedor ya que mi madre decidió que deberíamos tener un desayuno en familia, no iba asomarme por esa casa, pero mi madre al parecer lo supo porque no dejo de insistir hasta que vio mi auto aparcarse en la entrada , aunque algo me decía que todo fue un plan de Alessandro, mi padre, a pesar de que cuando me hablo de que el trabajo me consume y necesito tener una vida aparte del trabajo lo hizo en persona, aun no nos reuníamos todos y yo no pensaba darle ese lujo a nadie, pero aquí estoy desayunando y esperando que salte con la estupidez que quiere saltar.

—Nicolás —empezó -hijo nos preocupamos por ti.

Y ese era el pretexto que siempre ponía que se preocupa por mí, pues si preocuparse es complicarme la existencia que no se preocupe. Tomo un trago del jugo de naranja y ruego mentalmente por un poco más de paciencia.

—Estas muy entregado al trabajo y reconozco que eres bueno en lo que haces, pero...

—No soy bueno... soy buenísimo, papá, el mejor. —dije interrumpiéndolo y dejándose lo claro.

Mi Deseo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora