EPÍLOGO.

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Anna Roberts.

Cumpleaños de Maya.

Ya al fin había llegado el día de mi hija... seis años cumplía hoy mi pequeña y tengo que decir la verdad que he estado muy sensible, mi hija esta creciendo.

El lugar que Nicolás eligió es sencillamente hermoso consiste en una casa de eventos algo alejada de la ciudad la cual tiene un enorme jardín trasero con luces que cuelgan.

También se encargo de contratar a una organizadora de fiesta que decoro el lugar con la temática de la bella y la bestia. Quedo hermoso lo cual nos cerro la boca a Cleo y a mi, ya que las dos estábamos alegando que lo haríamos igual de bello —Claramente no —pero bueno todo sea por la felicidad de mi hija.

—¿Te gusta como va quedando, amor? —le pregunto a Maya que esta sentada frente al espejo mirando atentamente como ondulo su cabello.

Se encuentra más hermosa de lo que ya es. Tiene un vestido amarillo de corte princesa y hombros caídos y varias flores brillantes. Tiene sombra brillante de niña por los lados de su rostro. Más que una princesa parece un hada.

—¡Sí! —dice con entusiasmo una vez suelto el último mechón.

Le sonrió y le deposito un suave beso en su frente.

—Bien aquí esta la tiara —entra Cleo de pronto con una cajita blanca en sus manos con mi madre detrás, la cual al ver a Maya se paraliza y pone una mano en su corazón —Ay, no Elena, no queremos desastres este día.

Dice Cleo al verla y mi madre solo la ignora estirando los brazos hacia Maya que camina a su encuentro hasta sostener sus manos.

—Pero si es la nieta más hermosa del mundo ¿Y sabes que es lo mejor? —le pregunta a Maya.

—¿Qué? —Maya sonríe feliz.

—Que es mía —dice agarrándola y llenándola de besos.

Después de eso Cleo le pone la pequeña tiara y al fin salimos a recibir a los invitados. Yo me puse un vestido amarillo como mi hija.

Los primeros en acercarse al ver que Maya sale son los padres de Nicolás y mi hija más que feliz los abraza a los dos llamándolos por los nombres que les puso.

Dulce y ogron.

—Muchas felicidades, cariño —le dice Marina poniéndose a su altura para abrazarla —Estas hermosa.

Maya sonríe por el amor que recibe de parte de la madre de Nicolás.

Luego le sigue Alessandro, este la carga en brazos.

—¿A ver y es cierto que esta princesa esta de cumpleaños?

—Sí —Maya le sujeta el rostro con sus dos manitos —Y quiero muchos regalos ogron

El padre de Maya se ríe y la deposita en el suelo diciéndole que cierre los ojos y eso es solo para sorprenderla con una gran caja envuelta en papel de regalo.

—Pero aún no lo puedes abrir, tienes que esperar por los otros regalos —dice Alessandro al ver que Maya quería abrir el regalo, mi hija hizo un puchero, pero siempre obedecía todo lo que le dice el padre de Nicolás.

—No sé cual de los dos consentirá más a Maya mi padre o Nicolás —dice Alissa deteniéndose a mi lado con una sonrisa.

Uno dos días después de Nicolas y yo reconciliarnos ella me busco y la verdad es que fue muy amable, me conto como se había enterado de todo e incluso abogó por su hermano repitiéndome una y otra vez lo buen hombre que es, además de pedirme perdón por se una perra —sus palabras no mías —Y también me prometió que si volvía con mi Nicolás seria la cuñada mas dulce que tendré.

Mi Deseo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora