Sorpresa.

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Calabria, Italia

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Calabria, Italia.

Mierda.

El —aparente— hermano de King Kong caminaba hacia mí, con una Sig Sauer en su mano derecha. Era un tipo grande, moreno, tenía tatuajes dispersos en su cuerpo y una maldita sonrisa plasmada en su rostro creyendo que su victoria había llegado.

Tenía algunos moretones en su abdomen visibles por que no llevaba camisa. Sabía que estaba cansado, su respiración no era la misma que hace un rato, le he dado batalla, o más bien... él me ha dado batalla a mí.

Sin pensarlo dos veces, comenzó a disparar sin piedad alguna, por lo que me levanté tratando de escabullirme intacta, sin que una bala me tocara.

Maldición.

Caí tras un sofá y luego de unos pocos segundos, un golpe seco fue lo único que oí, los disparos se detuvieron, por lo que volteé y lo primero que ví fue a mi hermano de pie con un martillo en su mano y un poco de sangre salpicada en su ropa y rostro. Su respiración estaba agitada igual que la mía pero observaba con orgullo lo que había hecho, sin pudor.

Me tomó pocos segundos procesarlo y reaccionar.

—Gracias —espeté levantándome del suelo ignorando el cuerpo que yacía sin vida en la mitad del salón.

—Ten más cuidado, si no hubiera venido te habría matado  —soltó de mala gana.

Decidí ignorarlo, aunque sé muy bien que tiene razón. Aveces nos descuidamos, un segundo... o dos, pero el precio es alto, y si no tenemos quién cuide nuestra espalda nos liquidan.

—¿Tiene lo que buscamos? —cuestioné.

—Sí, aquí está —sostuvo la billetera del grandote.

—Bien. Nos vamos —afirmé con alivio por haber completado la misión

Dos horas de viaje eran necesarias para volver a casa. Todo lo que duró el viaje hablé con Lucas —mi hermano—,  comparamos las técnicas, lo sucedido, lo que pudo pasar, lo que por suerte no ocurrió, él sugería cambios dándome consejos y yo lo escuché atentamente. Siempre es bueno aprender de nuestros errores y superar cada movimiento mal dado, escuchar sus experiencias y recomendaciones me había salvado el trasero en más de dos ocasiones.

Pronto las dos horas parecieron cinco minutos.

La mansión Genovese ya se distinguía y cabe aclarar que es enorme. Completamente revestida de blanco y tonos oscuros, es sin duda lo más elegante que he visto en mi vida, rodeada de altos árboles y mucho pasto verde, lo que le hacía un perfecto contraste; no se podría esperar menos detalles de los gustos de mi padre.

El hombre dirige una gran red internacional de negocios ilegales como el lavado de dinero, tráfico de armas, drogas y extorción. Un gran grupo de pequeñas familias aliadas, cárteles y algunos negocios le daban poder.

Tiene mucho dinero y eso lo ha ayudado a liberarse de la policía y cualquier entidad pública o privada que siga su rastro, todas las veces que han sido necesarias, y cabe mencionar que han sido muchas.

No estoy de acuerdo con algunos de sus negocios pero no debo meterme en eso, él es nuestro líder, el jefe, y nosotros solo obedecemos por satisfacer un bien en común: mantenernos con vida. Ayudamos a eliminar amenazas, a los traídores y a cualquiera que se meta en nuestro camino, ese es nuestro trabajo.

Aparcamos y nos adentramos a la mansión en busca del hombre que pone todo en marcha, al llegar al final del pasillo principal, lo vimos. Su copa de vino en mano y sus libretas sobre la pequeña mesa de jardín, sentado disfrutando de un poco de aire. Distinguido, elegante, con su aura de máximo poder, exhalaba el humo de su puro.

—¡Padre! —emocionada me acerqué a él.

—¡Ciao Bella! —sonrió y se levantó para envolverme en un abrazo—. ¿Come stai?

—Sto Bene —respondí separándome de él.

Se detuvo un momento luego de asentir ante mi respuesta y miró a Lucas con orgullo. Él sabía que el rubio tenía más habilidades que yo, estaba consciente de que en cualquier situación Lucas haría el trabajo sucio mientras yo lo observaba para aprender de él. No podría negar que en cierto aspecto es verdad, no puedo opacar el talento de mi hermano en este trabajo, pero en algunas ocasiones, yo también resalto.

—Ciao, figlio —saludó finalmente.

—Hola, padre —estrecharon manos y se abrazaron levemente.

Por mucho que Lucas sea "frío", tiene su lado cálido, esa parte que solo muestra en la familia con los más cercanos. Mi padre lo entiende, todos lo hacemos, y por eso la suavidad que recibe de parte del hombre que luce relajado.

Luego de que intercambiaran palabras de trivalidades y se ríeran solo por emoción, Bogdan volvió a centrar su atención en mí.

—Tienes muchos golpes. —me miró preocupado— ¿Cómo te fue? ¿Lo conseguiste?

—Sí, señor. Tenemos los datos y una USB que contiene información también —respondió Lucas dejando caer la billetera en las manos de mi padre.

—¿Adivino si digo que el bastardo no murió al instante?

Bufé haciendo un gesto de desagrado.

Estaba un poco acostumbrada al trabajo rápido, ya que usualmente no participamos en enfrentamientos exhaustivos. Muy pocas veces alguien da batalla, muy pocas veces nos enfrentan, casi siempre se dejan caer porque saben que no hay salida, ninguna. Tal vez sea porque frecuentemente tenemos un solo objetivo, no grupos, y de ser un plural nuestro responsable nos envía a todos juntos para poder enfrentar al enemigo.

—Realmente dió batalla, pero lo acabamos —respondí con orgullo.

—Casi te asesina —espetó Lucas ganándose una mala mirada de mi parte, lo que divertió a Bogdan.

Una sonrisa genuina se hizo presente en su rostro, dejando ver sus dientes y sus leves arrugas.

—Bien, felicidades. Vayan a descansar —soltó.

Dí vuelta solo para darme cuenta de que Lucas ya llevaba metros de distancia para adentrarse en la mansión, y cuando traté de ir tras él, Bogdan sujetó mi brazo.

—Nova —llamó—. Tengo una sorpresa para tí. Alguien ha venido a verte asique, arréglate —dijo esto último con una sonrisa partícular—. Debes estar lista para todo.

Sonreí al comprender sus palabras, no era nada nuevo. Retomé mi curso y caminé hacia el interior de la mansión en busca de un Lucas que ya había desapareció.

Tenía sospechas de ese "debes estar lista para todo". Cuando mi padre habla así es porque algo sabe... o mejor dicho, algo está tramando, y no precisamente algo bueno.

En estos momentos, cuando están intentando cazarnos y derrumbar a nuestra familia, planes extras no son convenientes, pues en cualquier momento habrá otra másacre, y he ahí la lógica de sus palabras.

Debemos estar listos para todo. Todos.

Por que somos una familia y entre todos nos cuidamos las espaldas. Es una regla, una ley.

Crecimos preparándonos para esto. Siempre se nos advirtió que nuestra vida no sería fácil.

Dejando eso de lado... hay una sorpresa y una cena.

Ya veremos que sucede ésta noche.

Nova [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora