Taya.

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Habían transcurrido cinco días y habían muchas cosas nuevas, aparte de que Bogdan nos hizo llegar unas compras y se terminaron de adecuar algunas cosas en la casa, el entrenamiento había comenzado otra vez, pero no solo para nosotros, sino también...

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Habían transcurrido cinco días y habían muchas cosas nuevas, aparte de que Bogdan nos hizo llegar unas compras y se terminaron de adecuar algunas cosas en la casa, el entrenamiento había comenzado otra vez, pero no solo para nosotros, sino también para Deimos.

Habíamos recibido el anuncio de que Taya y José vendrían para entrenar también pero aún no podíamos contar con Renzo, Baggio y Fabio, aún estaban hospitalizados según mi padre, habían algunas complicaciones y querían retenerlos un tiempo más para asegurarse de que estuvieran bien.

Los extrañaba, aunque me sentía bien con Lucas y Bastián conmigo, no estábamos todos, y lo peor es que sabía la circunstancia en la que estaban, heridos, medicándose, sufriendo del dolor probablemente.

Luego de colocarme mi ropa de entrenamiento me miré en el espejo, ya no tenía ningún rastro de hinchazón solo algunas pequeñas heridas que casi sanaban y estaba lista para salir a calentar, nuestros compañeros no tardaban en llegar. No esperaba volver a lastimarme, pero si era necesario lo haría.

Escuché el auto aparcar en frente, bajé apresurada y salí al jardín a ver cómo estaba todo. Ya Alek los había recibido, y se veían bien, sin ningún rasguño.

—Te ves muy bien, estás volviendo a ser tú —espetó la morena.

A duras penas sonreí, no me sentía muy bien con ella, no había olvidado la escena que presencié en su habitación. Del modo que sea, supongo que desde el principio tuve cierto recelo, tal vez fue intuición, o solo estoy loca, pero si antes no la soportaba, ahora súplicaba por tenerla lejos.

Nos olvidamos de cordialidades y seguimos las instrucciones de Alek al pie de la letra. Era el mismo entrenamiento, cuerpo a cuerpo, y era para mantenernos en forma y ágiles, Taya fue mi ríval, como era de esperarse. Me sentí bien conmigo misma cuando la tumbé sobre el césped, coloqué mis manos en su cuello y apreté llevándolo a algo más personal, entonces ella haló mi cabello causando que me hechara hacia atrás.

Ella venía devuelta, dispuesta a dar el golpe cértero y yo a recibirlo, cuando Alek interrumpió:

—Basta —espetó—. Esto no es una pelea personal, ¿qué les pasa? Sean profesionales.

Reí ante eso último y sin dudar me retiré, pasé a su lado negando por lo bajo y la escuché renegar. Obviamente iba a pegarle quejas a nuestro "tutor", pero jamás diría lo que hizo, ella sabe que eso no está permitido.

Tomé una ducha para quitarme la suciedad, pero traté de asimilar que no debía estar molesta con ella. En realidad sí debía. Pero lo que ella haya hecho no tiene que ver con mi vida, además de que Lucas supera sus 'amoríos' rápido, no se apega mucho a las mujeres.

Nova [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora