Dolor.

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El dolor que sentí era intenso, jamás había estado expuesta en una situación como esta; cada vez que resultaba herida en una misión el doctor Morelli usaba anestesia local, y entonces no pude estar más agradecida de que lo hiciera en tantas ocasio...

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El dolor que sentí era intenso, jamás había estado expuesta en una situación como esta; cada vez que resultaba herida en una misión el doctor Morelli usaba anestesia local, y entonces no pude estar más agradecida de que lo hiciera en tantas ocasiones repetidas, puesto que con la intervención poco profesional de Alek entendía lo doloroso que podía llegar a ser sacarse una bala.

—Voy a intentarlo de nuevo —espetó y yo suspiré—. Porfavor, quédate quieta.

Estaba recostada boca abajo en el asiento trasero de la camioneta, la linterna en la mano de Deimos iluminaba perfecto las heridas en mi espalda cerca de mi omóplato y Alek sujetaba una pinza pequeña entre sus dedos, la cual introdujo por quinta vez en mi piel luego de sacar una de las balas, hurgó en la cabidad mientras yo me quejaba lastímeramente. Finalmente, había chocado metal contra metal, y él no tardó en sujetar la que faltaba, sacándola por fin.

—Listo, ya está —exhaló exhausto—. Ahora hay que coser.

—No me jodas —solté ya sin fuerzas para oponerme.

El hombre no dudó en tomar las herramientas para dar inicio a la tarea, acto al que me fue imposible callar mis lamentos, ya que con el sudor y la herida abierta sentía que iba a morir.

Estábamos en un campo abierto, alejados lo suficiente del peligro, aparcamos fuera de unos lotes baldíos en donde solo el aire sería testigo de como Alek había atendido las heridas de Renzo y las mías.

Habían pasado alrededor de dos horas y aún debíamos esperar a que el Jet privado de mi padre llegara al aeropuerto. Hubo un debate lleno de tensiones ante eso. No podíamos exponernos más y Bogdan quería que acudieramos al aeropuerto como personas normales que no somos ni seremos, hemos dejado más de una docena de muertos atrás en el hotel Season y era claro que a Faddei Volodia no lo culparían por un acto tan átroz, nosotros somos los desconocidos y con todos los rumores en Italia, los reporteros no tardarían en atar cabos.

Para empeorar la situación, debíamos preocuparnos de Bastián. Luego de que Matthew contestara y nos explicara lo mejor que pudo lo que sabía, nos estancamos.

Solo sabía que Ancel había llegado con un gran grupo de hombres y lo raptaron luego de rodear el local. Lo mejor que teníamos era la cooperación de las otras familias en Italia, nuestros aliados estaban dispuestos a dar batalla, aunque no lo hacían con el mismo interés que nosotros, pero jamás les quitaría el mérito de que se arriesgarán para pelear a nuestro lado.

Matthew nos comentó que una joven, hija de uno de los líderes de las familias vecinas, había estado en el momento en que atacaron a Bastián y que la chica, bajo ordenes de él mismo, había buscado la manera de llegar hasta Cattivo para conseguir apoyo. Sin embargo, sabía que ella había sido una sesión de sexo casual de mi hermano y por eso estaba ahí.

Del modo que fuera, a ninguno de nosotros le interesaba eso, sino, ¿cómo lo vamos a encontrar?

Ancel podría sacarlo del país en auto, en autobús, en avión; muerto, vivo, o en pedazos.

Nova [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora