Sospechas.

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El sonido de los disparos era ensordecedor, los jarrones se quebraban, igual los vidrios de las ventanas, y esos gritos desesperados llenos de miedo y adrenalina resonaban en toda la casa

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El sonido de los disparos era ensordecedor, los jarrones se quebraban, igual los vidrios de las ventanas, y esos gritos desesperados llenos de miedo y adrenalina resonaban en toda la casa. Yo cubría mis oídos con mis manos y mantuve mis ojos cerrados con fuerza mientras me ocultaba detrás de la pared de la cocina, justo al otro lado, estaba mi padre luchando contra el enemigo con Alek y Matthew a su lado.

—¡Nova! —escuché. Abrí mis ojos y busqué al dueño de esa voz.

Renzo estaba detrás de la puerta entreabierta del cuarto de seguridad, Lucas a su lado, Baggio y Bastián detrás. Estaba moviendo sus manos indicándome que me acercara, que corriera de mi escóndite hacia ellos para resguardarnos todos en esa habitación. Tenía tanto miedo, que negué repetidamente, hasta que alguien tiró de mis cabellos arrastrándome fuera del rincón.

Comencé a gritar y a patalear como si eso pudiera salvarme, entonces, con un empujón bastó para que mi pequeño cuerpo chocara con la encimera. Un hombre de estatura media, delgado, colocó el arma justo en mi frente, sentí el calor del cañón, podía oler la pólvora, y cuando ví que su dedo se recargó en el gatillo cerré los ojos, para solo unos segundos después escuchar a Bastián gritar.  Ante el miedo, reaccioné abriendo los ojos y lo ví con un pequeño révolver con el que no dudó en disparar, pero aunque dos balas hirieron el torso de aquel hombre, él tuvo tiempo para disparar de vuelta, entonces Lucas apareció y empujó a Bastián.

Lucas cayó tendido en el suelo por el impacto en su abdomen y Bastián sufrió por el roce de una bala. Sentí las lágrimas bajar por mis mejillas y estaba temblando.

Luego de moverme desesperadamente, abrí mis ojos, me percaté de que estaba llorando, sudaba y mis manos temblaban. Había tenido ese horrible sueño otra vez. No era una pesadilla cualquiera, era un recuerdo que se repetía constantemente cuando pasaba por mucho estrés, y solo podía revivirlo en mi mente cuando dormía.

Finalmente me levanté y traté de no pensar en aquello, tomé una ducha, arreglé mi cabello, y en vista de que hacía calor, me coloqué un top y un pantalón corto en crochet holgado. Bajé a la cocina y ví que solo una de las vajillas estaba llena de comida, supuse que era mi desayuno y no dudé en comer. No se escuchaba ningún sonido, parecía que la casa estaba vacía, entonces, al terminar mi comida, comencé a recorrer los pasillos buscando a los demás.

Habían más habitaciones de las que pensé, encontré un pequeño espacio que tenía monitores y pantallas en donde se veían los rincones de la casa, era lo que las cámaras grababan y habían más de tres. Confundida, me incliné un poco para revisar, cambiaba los ángulos, y los lugares con un 'click', y en una habitación ví a Bastián guardando sus bolsitas de polvo, las estaba sellando en una bolsa más grande y les ponía una etiqueta. Negué por lo bajo y cambié la pantalla una vez más cuando escuché la voz de Alek y me percaté de que había otra puerta.

Era una corrediza casi imperceptible, al moverla un poco, ví a nuestro responsable al otro lado con el teléfono en mano respondiendo una llamada.

—No sé qué vas a hacer, pero ya fue suficiente, estás jugando con fuego y va a terminar mal, ¿qué quieres, que ellos lo descubran solos? —reprochó molesto. Guardó silencio unos segundos mientras caminaba ansioso—. Es tiempo de que lo sepan, diles la verdad. Tienes que hablarle a Lucas sobre Renata —zanjó y yo fruncí el ceño—. Tú y yo sabemos que Oswood está vivo, ¿qué pasará cuando Bastián lo sepa? ¿Crees que él no querrá unirse a la búsqueda de los huérfanos?

Nova [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora