Trabajo.

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Deimos

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Deimos

Todo esto me parecía una mentira, un sueño, uno muy bueno de hecho. Es como si me estuvieran premiando luego de tantas desgracias.

Me sentía a gusto, era bueno saber que ya no estaba solo, y por lo visto, estaba rodeado de personas leales. Estos chicos eran muy divertidos y sabían cómo pasarla bien. Sonreí al ver la botella de Strega sobre la encimera de la cocina. Había despertado temprano, como de costumbre, y me preparé unos waffles para desayunar con un poco de jugo, nadie más había despertado, asique me tomé mi tiempo para preparar algunas tortas con omelet para el desayuno de los demás.

Escuché pasos desde el recibidor y el estruendo cuando la puerta se cerró, solo ví por la ventana y divisé un auto salir de la casa. Luego llegó Bastián, el más loco de esta familia diría yo, en realidad era el alma de la fiesta.

—Dios... —susurró—. ¿Qué haces despierto tan temprano?

—¿Quieres desayunar? —inquirí y él asintió con sopresa.

Comencé a servir y dejar los platos sobre la mesa, cuando el chico comenzó a comer su hermana apareció, llevaba solo unos shorts y una blusa como franela, su cabello estaba suelto y claro... se veía hermosa. Con el pasar de los días la había visto mejorar, aunque aún estaba lastimada, pero nada en comparación a unos días atrás. Me impresionaba verla sonreír apesar de lo que le había pasado.

—No sabía que cocinabas —espetó sorprendida. Tomó asiento en la mesa y yo la observé en silencio.

Había visto muchas chicas durante los meses que estuve aprisionado en la casa de Onkar, pero nunca ví a alguna salir viva. Ellas solo desaparecían, y apesar de que sabía el motivo, no podía hacer nada por ellas, ni siquiera pude hacer algo por mí. Tenía un remordimiento ya que estaba consciente de que no solo la habían golpeado, sino que habían abusado de ella, y no creí que llegarían a ese punto, después de todo, había mencionado que era una Genovese, yo la consideraba intocable.

—Está muy bueno —soltó Bastián y la chica asintió concordando con él.

Luego de unos minutos, el otro chico apareció, Lucas; él era más serio, más alto, más demandante por lo que he visto, y parecía más guardaespaldas de Nova que su otro hermano.

—Buen día —espetó al entrar a la cocina, hizo lo mismo que los demás —. ¿Tú hiciste el desayuno? —le preguntó a la chica a su lado y esta negó.

—Fue Deimos —respondió.

—¿Quieres comprarnos con comida? —soltó y guardé silencio—. Es broma, es broma, gracias —sonrió y comió en cuanto dejé su plato sobre la encimera.

Hubieron algunos comentarios sobre lo ocurrido la noche anterior, empezaron a reír burlándose del énfado de el hombre, Alek. Era mayor pero no viejo, y estaba entendiendo que él y aquel que dejó las llaves de la casa, tenían 'poder', los chicos los respetaban mucho.

Nova [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora