Cattivo.

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El gran letrero en lo alto decía: Cattivo

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El gran letrero en lo alto decía: Cattivo. Un gran lazo rojo bloqueaba la entrada y una larguísima fila de personas rodeaban las afueras del lugar esperando poder entrar.

Se veía como la entrada a un teatro, pero era algo más llamativo. A un costado estaban las vitrinas en donde podían pasar a comprar sus brazaletes y los letreros que dejaban en claro las normas del local, la ropa que se pongan a todos nos da igual, pero no se permitían drogas —al menos no antes de entrar—, tampoco armas ni lícor, una vez dentro podrían comprar de todo ahí, ese es el objetivo.

Mis hermanos vestían casuales pero bastante distinguidos, sus camisas lisas con mangas dobladas hasta los codos y los primeros botones sueltos para dejar sus cuellos expuestos a la vista de las chicas que los admiraban como a un famoso. Yo llevaba una falda corta de cuerina con tacones negros, y una camisa blanca estilo top, también dejaba a la vista mi cuello y parte de mi pecho.

Habían empleados de la prensa y eso era bueno, sonreímos cómplices porque solo nosotros entendíamos que ellos estaban justo donde queríamos que estuvieran. Renzo, quien administraría esta discoteca, tomó unas tijeras y cortó el lazo haciendo que los "visitantes" aplaudieran y los destellos de las cámaras nos cegaran.

Abrimos las puertas y quedamos impresionados, el mayor de nosotros había hecho un excelente trabajo con la mano de obra. La decoración estaba increíble, el ambiente, las luces, y los dj's ya dejaban la música sonar a todo dar. Subimos de prisa a la zona VIP y entonces el gentío entró. La barra se llenó en segundos y los bartenders iniciaron con su faena.

Abracé a Renzo, lo felicité por su trabajo y empeño, al igual que los demás lo hicieron, mi sonrisa se borró al recordar que faltaba Lucas. Habían pasado tres días desde lo ocurrido en casa y se negaba a hablar con nosotros, estaba resentido y confundido tal vez, pero por más que intentaramos acercarnos nos alejaba. Bogdan tampoco había vuelto, supuse que mantenía contacto con Matthew puesto que él estaba en calma cuidándonos, vigilándonos de cerca en casa al igual que Alek.

Volví al presente cuando Deimos tomó mi mano y me guió hasta la barra siguiendo a mis hermanos, no dudaron en pedir dos botellas de Aperol y los miré con sorpresa.

—Hay que celebrar —sonrió Renzo—. No me mires así.

—Preparami un "Il Padrino", per favore —la petición del chico a mi lado me sorprendió.

"Il Padrino" es un trago popular pero muy fuerte, jamás había escuchado a mis hermanos pedirlo o probarlo, a Bogdan sí, pero nunca pasaba de un solo cóctel.

—¿Tú quieres algo? —me miró y asentí sugiriendo una piña colada sin alcohol, bebida que él no dudó en pedir.

Había ganado un poco de confianza luego de recibir el pago por sus trabajos y, ¿quién no?  Era una buena cantidad de dinero, podría comprarse un auto y le sobraría aún así.

Nova [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora