Fantasmas.

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Bogdan

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Bogdan.

Gran Bretaña.

-Es un placer volverte a ver -espeté tomando asiento en uno de los sofás de esa pequeña habitación, acomodé mi saco luego de desabotonarlo y la miré.

Era una mujer sencilla años atrás, solo pensaba en ser feliz, en huír como las demás y llevarse a su hijo; ahora trafica armas y vende drogas; hace las mismas actividades que yo por lo que consideré que sería una tarde de negocios.

Estaba vestida de blanco, un blazer y su pantalón a juego con sus tacones de punta fina; sobre su cabeza yacía un sombrero de tamaño adecuado en un tono ópaco. No dejé de observarla mientras iba de un lado a otro, la curiosidad la mataba al igual que su ira.

-¿Qué quieres, Bogdan? -inquirió sin titubear.

No recordaba si cuando tenía veinte años era así de fría, con toda sinceridad, ni siquiera recordaba su voz, mucho menos su actitud. Lo único que sabía, y que recordaba con toda claridad era la última vez que estuvo en mi casa.

-Quédatelo -soltó aún insistiendo luego de todas las razones que le dí para no hacerlo-. Conmigo no estará bien, tu al menos tienes a Didiane.

Nuevamente me negué a cargar con esa responsabilidad, el niño apenas iba para el año, y lo peor es que de quedármelo, tendría a la policía y a los alemanes persiguiéndome.

-Brianna es tu hijo, llévalo contigo, ¡eres su madre!

-¡Y por eso te pido que te lo quedes! -reprochó. Entonces ante los gritos, Didiane apareció.

Su cabello castaño se deslizaba por sus hombros y llegaba hasta su cintura en pequeñas ondas. Observó a la mujer empapada frente a mí con lástima, tal vez ella como madre de mis hijos estaba consciente de que no era lo correcto, el pequeño necesitaba de ella, no a un desconocido.

Se acercó, suavemente puso su mano sobre mi brazo, miró al niño que sostenía y a mí, y mi corazón se entumeció ¿Cómo podría decir que no? Es solo un bebé. Un niño. No me perdonaría si lo dejo solo o a su suerte.

-Nosotros lo cuidaremos -aseguró mirando a Brianna, dándole la seguridad que necesitaba.

-Sé que sí.

Se dió la vuelta, tomó su maleta negra y salió bajo la lluvia. El pequeño, como si supiera que su madre se iba para no volver, comenzó a llorar. Extendió sus pequeños brazos rogando por la única persona que ha estado con él. Ella se detuvo, lo miró y se marchó.

-¿Que quieres? -volvió a cuestionar haciéndome reaccionar.

-Davis Oswood está vivo, Brianna -se quedó completamente quieta-. ¿Sabías que estaba casado y tenía otro hijo?

-No me interesa.

-Claro que sí -aseguré-. Faddei Volodia capturó a su primogénito, el cual fue liberado por una gran casualidad -comencé a urgar en mis bolsillos para sacar mi habano-. Secuestró a Nova, la castigó, la torturó, y cuando mis hijos -solté con toda autoridad- ...la rescataron ella decidió llevar al muchacho a mí casa y convertirlo en un miembro de la familia, no solo por trabajo -resoplé-. Ahora es su novio.

Nova [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora