Zenau.

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Deimos

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Deimos

Nova se había marchado desde temprano en la mañana, ya casi eran las ocho de la noche y no regresaba, pero no me preocupé porque sabía que estaba con su padre, Bogdan. Según ella tenían que hablar de algo importante y asumí que se debía a lo que me comentó sobre Alek.

Por el motivo que fuera, no me sentía igual sin su presencia aquí. Sus hermanos eran divertidos, siempre lo son, no perdían el tiempo, siempre se ocupaban en algo, ya fuera ejercitándose, comiendo, tomando cervezas, en la piscina o solo prácticando combate entre ellos, y me parecía bueno compartir de esa manera; al final, el novato soy yo, cualquier cosa que pudiera aprender me sería útil. Pero ella me falta.

Pasé la tarde con los chicos desarmando las armas, limpiándolas como si fuésemos a la guerra dentro de unas horas, y vaya que aprendí mucho. Lucas aún estaba un poco distante conmigo, tal vez aún no le terminaba de agradar, aunque consideré que solo sentía celos al pensar que le estaba arrebatando a su hermana.

Luego de cenar lo que preparé subí a mi habitación para tomar un baño, el agua tibia era una maravilla y todos los productos que me habían comprado para el aseo eran costosos y finos, olía bien incluso mientras me duchaba. No me acostumbraba a los 'lujos', pero debo admitir que es increíble vivir así.

Al terminar me preparé para esperar a Nova, pero al abrir la puerta para salir, ahí estaba Renzo.

—Hey —saludó y se acercó—. Vamos a salir, si quieres venir, eres bienvenido —palmeó mi hombro.

—No tengo ánimos —sonreí con algo de pena.

La última vez que había salido con estos chicos, creí que tendríamos que limpiar la discoteca por un mes como método de pago ya que la cuenta era extensa. Habían gastado mucho dinero y aunque ellos actuaban como si eso no les importara, a mí sí, no podía pagar ni la mitad.

—No te hagas el de rogar —sonrió—. Ponte algo más adecuado —hizo un ademán mirando mi ropa—. Que se vea bien, vamos a un lugar especial —se dió la vuelta y se perdió por el pasillo hasta las escaleras.

Tardé unos minutos buscando el atuendo 'indicado', que al final fue de lo más común: jeans rasgados, una franela ancha, y una chaqueta; me apliqué un poco de perfume y salí listo para conocer algo diferente, no terminaba de descubrir cosas nuevas con ellos. Al bajar me percaté de que ocupaban dos autos porque iban todos, incluso el chico de baja estatura que se veía aún magullado.

—¿No deberías guardar reposo? —inquirí de buena manera.

—Fabio no necesita reposo, necesita beber —respondió Bastián detrás de mí.

Nova [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora