Nova.

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Deimos

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Deimos

El viaje había sido incómodo, al igual que todo durante la tarde, el momento 'familiar' se sumió en silencio luego de que Bogdan soltara la noticia. Todos teníamos preguntas, pero aún cuando el hombre fue tras Nova para cuestionarla, los demás permanecimos en nuestros lugares.

Fue muy díficil volver a comer, e incluso mirarnos entre nosotros, hasta respirar era inadecuado; tal vez lo que más nos dolía y nos perturbaba es que sabíamos que no era un embarazo deseado, todos sabían de adónde venía esa conscuencia. Nadie mencionó, ni cuestionó al respecto cuando la chica volvió, de hecho, nadie había mencionado una sola palabra desde que salimos de la mansión.

En el auto seríamos capaces de escuchar la respiración de cada uno, sino fuera por la música que sonaba para evadir la incomodidad. Nova estaba en el asiento de atrás junto a Bastián, Lucas iba de copiloto mientras yo conducía y nuestro guardaespalda, Alek, venía en su auto más atrás.

Cuando estuvimos lo suficientemente cerca, las rejas se abrieron de a poco y entramos. Bajamos del auto y Nova se perdió escaleras arriba. Entré a la cocina porque tenía hambre, apesar de que habíamos comido en la tarde, ya pasaba de las ocho de la noche.

—¿Tú estabas ahí? —la voz de Lucas me alarmó. Volteé y no era el mismo, me miraba sévero, amenazante, pero no era solo él, Bastián estaba a su lado y Alek observaba la escena desde el sofá del Living.

—¿Qué?

—¡Con ella! —gritó y se acercó amenazante—. ¡¿Estabas con ella?! —lo observé por unos segundos—. ¡Responde maldita sea!

—Sí.

Entonces su puño impactó con mi rostro haciéndome tambalear, Bastián trataba de sujetarlo pero era inútil, y me dió otro golpe, entre sus gritos de reproche no dije nada, tampoco me defendí.

—¡Pudiste protegerla! —me señaló acusatoriamente—. ¡Pudiste cuidarla y no hiciste nada! —entonces otro golpe y sentí como el interior de mi boca se rompió, ya podía saborear la sangre—. ¡La dejaste sufrir!

—¡Lucas! —la voz de la chica captó la atención de todos. Estaba de pie firme y seria en la entrada del recinto. Sus manos hechas puños a sus costados y, por su expresión, parecía que había estado llorando—. Detente —exigió en un tono más suave.

Me incorporé limpiando mis labios, y ya no se percibía incomodidad, solo tensión. Una palabra podría causar el caos y por ello decidí guardar silencio.

—Mírate —soltó el chico señalándola—. Eres tan pequeña... —murmuró con pesar—. No puedes ser mamá.

—¿Por qué no podría? —la pregunta captó mi atención en partícular—. ¡¿Por qué no, Lucas?!

Nova [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora