Nunca en mi vida me había sentido mejor, era algo muy confuso, porque donde hay paz debe haber una pizca de lo contrario. Sentía un poco de remordimiento porque sabía de los riesgos que se tomaron todos por salvarme, y de aquellos que salieron heridos.
No había tenido tiempo de procesar nada, tenía tantas preguntas, y al mismo tiempo pensaba que no debía dañar este momento con recuerdos incómodos, o preguntas que tal vez no tengan respuesta; el momento de hablar sobre lo ocurrido llegaría, pero por ahora debía disfrutar un poco de mi vida, de el todo que significa mi vida, y mi familia era lo primero.
Anoche en cuanto llegué tomé una ducha, me vestí finalmente con mi ropa, comí, y dormí en mi suave y cómoda cama; ya no había frío, ni húmedad, ni aquella cadena. Además, ya no estaba sola.
Taya se había quedado al igual que José, Alek y Lucas también ya que no querían despegarse de mí. Deimos, por otro lado, estaba en una habitación de la planta baja, era un espacio cómodo pero no muy grande, y decidieron darle ese lugar porque aún no confían, es comprensible, hemos pasado por tantas cosas que no me sorprendería que comenzaran a sospechar de sus propias sombras. No lo había visto desde la noche, estaba muy mal herido y muy sucio, habían llamado al doctor Morelli para que revisara las heridas de todos, comenzando por Alek y terminando con el chico "extraño"
Yo no esperé que me atendiera, solo subí a mi habitación porque me hacía falta descansar. Mentiría si digo que no me sentí mal, que la tristeza no me invadió, o que no me sentí frustrada o dolida por lo que había pasado. Algo que estaba atormentándome de más era el abuso, recordar que ya había una parte de mí que no existía, que había perdido algo y de la manera más brusca, era horrible. Me había limpiado muy bien durante el baño, traté de asearme lo mejor posible, pero sabía perfectamente bien que eso no era suficiente, no podía saltarme la parte de hablar sobre esto, tenía que hacerlo, solo de esa manera podría hacerme examenes para descartar cualquier detalle.
Me tomé dos horas observando el amanecer mientras pensaba en cuál sería el siguiente paso, o cómo debían ser las cosas ahora, pero tenía que soltar eso un poco, asique tratando de sentirme más 'normal', o sentir que era la misma inocente virginal, me vestí como una adolescente femenina; hice a un lado mi rudeza, bajé las defensas, y traté de actuar más alegre que nunca. Llevaba un vestido amarillo suave en forma de campana, tenía un lazo en la espalda en donde se amarraba, con las zapatillas blancas más básicas que encontré y mi cabello suelto aún mojado.
Bajé las escaleras y fui a la cocina a prepararme el desayuno, probé el café recién hecho probablemente por Alek, y busqué alguna fruta.
—¿Quieres que te prepare algo? —cuestionó Lucas en la entrada. Se veía bien, su torso estaba descubierto, y aunque tenía algunos moretones, nada parecía preocupante.
—No, estoy bien —respondí.
Él decidió preparar sus emparedados, el desayuno de todos los días, y su jugo, porque no le gusta el café. Colocó los cubiertos sobre la encimera y tomó un vanquillo para sentarse a comer; hubo un silencio incómodo, ambos sabíamos que debíamos hablar de aquello, pero ninguno de los dos quería recordar, supongo.
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Nova [En proceso]
ActionLa familia de la Mafia Roja, conformada por hermanos que no comparten sangre pero sí lealtad. Ahí nació Nova y sus cuatro hermanos, fueron adiestrados para defenderse y luchar por un bien común, sin saber el oscuro secreto que su padre oculta. La de...