Dudas.

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Altomonte, Cosenza

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Altomonte, Cosenza.

—Esto no está bien —soltó el doctor Morelli.

—No importa, puedo continuar —afirmé acomodando mi pantalón.

—Nova, necesitas reposo por al menos una semana para poder ver tu evolución —se levantó observando la pantalla del monitor—. No se trata solo del feto, sino de tí, podrían haber consecuencias.

—¿Qué otra consecuencia? —refuté molesta—. Ya ni siquiera puedo comer o beber lo que quiero, no puedo pelear ni apoyar a mi familia, ¡no puedo hacer nada!

Estaba estresada y frustrada, esa situación estaba acabándome, todo parecía girar entorno a mi embarazo y me negaba a aceptarlo o tomar esa posición protectora y pasiva resignada a que tenía que dejar de lado todo lo que soy por esta nueva etapa.

El hombre, ya bastante cansado y seguro de que no iba a dar el brazo a torcer, resopló. Me dí la vuelta dispuesta a salir de la habitación que Bogdan le había instalado para que se quedara durante este período por lo crítico de la situación, cuando tomó mi brazo suavemente.

—Esto es lo único que puedo darte —tendió un cuadro de aluminio en donde yacían cuatro pastillas selladas—. Ayudará a evitar un aborto.

Dudé en tomarlas, no estaba segura de si quería continuar con eso o solo dejar que pasara lo que tuviera que pasar. Ya me había explicado que las leves manchas de sangre y los cólicos son solo el principio, que la gravedad podía escalar y que eso era lo más probable, también mencionó el procedimiento al que tendría que someterme en caso de que el embarazo no avanzara, pero aún así no sentía que estuviera bien pasarlo por alto.

Tomé las pastillas despacio con temor, ¿esto es lo correcto?

—Recuerda que aún estás a tiempo de hacerlo dentro el margen legal —aclaró el doctor una vez más.

¿Cuál es la diferencia?

¿Que uno sería un aborto provocado y el otro natural?

Ignoré completamente la sugerencia y salí de la habitación pretendiendo que no había ocurrido nada, que todo estaba bien, tenía algo mucho más importante de que preocuparme.

Bajé cada escalón hasta el living apresurada, el plan para recuperar a Bastián ya estaba en marcha, no teníamos mucho tiempo ni para dejarlo con Ancel ni para evadir la confrontación con Faddei.

Estábamos en casa, en la mansión principial, con un cargamento de armas y equipo pesado. Bogdan había sacado un conjunto de herramientas de última tecnología que nos ayudarían durante las próximas cuarenta y ocho horas.

Abrí ambas puertas de Caoba y entré a la oficina solo para unirme a la planificación, estaban tan sumergidos en ello que no se percataron de que yo estaba presente.

Nova [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora