"Follia 1"

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—¡Hay mucho ruido!

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—¡Hay mucho ruido!

—¡Lo sé! ¡pero no importa, es divertido! —respondió Baggio, comenzando a moverse entre la gente con las manos en el aire, Lucas y Renzo van adelante abriéndose paso entre el gentío.

Debido a la falta de luz solo puedo distinguir sus cabellos por su estatura; el cabello rubio de Lucas y el castaño de Renzo.

Hace unos cinco minutos llegamos al club.

La prestigiosa discoteca llamada "Red Night",  rodeada y completamente llena de luces rojas, tomando en cuenta los brazaletes que usan las personas de color rojo vino y algunos artículos luminosos que se imparten en la entrada del mismo color y algunas variantes.

Subimos las escaleras cubiertas de una alfombra roja, que llevan a la zona VIP; el guardia de seguridad nos reconoce y deja pasar sin problema luego de saludar cordialmente a los muchachos.

—¡Si vinieron! —la voz grave, pero muy alegre, de Bastián nos recibió; no nos dió tiempo de hablar, pues inmediatamente se dirigió a Renzo—. Oh, Hermano, de verdad quería verte, nos hacías mucha falta —espetó para luego abrazarlo.

—Ya lo sé, Bastián. Igual, mi familia me hizo falta —se apartaron por un momento—. Las misiones en Rusia son muy complicadas, no tenía tiempo.

La conversación de ellos dejó de captar mi atención, como siempre nos enseñaron, lo mejor era cubrirnos las espaldas sin importar el lugar. Siempre estar atentos.

Observé el lugar, el ambiente estaba más eufórico que otros días; una gran cantidad de jóvenes, quizás adolescentes, estaban contaguiando toda esa emoción. Aunque la zona VIP tiende a ser más tranquila, muchas veces se llena y la tranquilidad queda de lado.

—Vamos Nova —la voz de Bastián me hizo reaccionar—.  ¿Qué quieres tomar?

Renzo interrumpió la pregunta con un muy claro: —Nada de lícor, hoy no.

Sonreí al notar esa actitud demandante y sévera, él pretendía cuidarme como niña de diez años, apesar de que esa ya no era mi edad, aunque siempre comprendí su actitud; Renzo es bastante protector conmigo, es el mayor y ha estado conmigo desde que tengo memoria.

Él tenía, quizás siete años cuando Didiane —su madre falleció y yo llegué a su hogar, como un nuevo integrante, por lo que me ha visto crecer. Incluso me cantaba canciones para dormir cuando era pequeña.

—Hermanos yo me retiro, esa chica está llamándome —el comentario de Baggio hizo que mi mirada fuera directamente a la dirección que él señalaba.

Una chica rubia, no muy elegante ni púlcra, común, como cualquier chica joven que no tiene interés en ser discreta.

La observé sin pudor y no pude evitar hacer un gesto de mal gusto entornando los ojos. Tenía que ser rubia.

Nova [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora