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— No me rechaces, Eira. — Dijo mientras dejaba castos besos en mis labios. — Te he estado esperado mucho tiempo.

— Prométeme que no habrán más secretos ni verdades a medias. — Él asintió lentamente.

— No las habrá, lo prometo. — Brent me acercó aún más a su cuerpo.

Olía tan bien...

— Estás a prueba Aitor. Más te vale que te comportes o seré yo quien termine el rechazo. — Le advirtió Azula a el lobo de ojos violetas.

— Me comportaré, mi lobita. — No pude evitar sonreír.

Aitor podía ser un lobo intimidante pero también era capaz de ser tierno cuando quería.

Después de ese momento ambos volvimos a la mansión en completo silencio. Brent me debía muchas respuestas pero habíamos quedado en que hablaríamos cuando pudiera decirme lo que fuera sin ningún problema. Aunque él no lo hubiera dicho en voz alta, era evidente que me estaba ocultando algo muy malo.

Al menos Azula había dejado de llorar...

— No estaba llorando. — Saltó la loba para intentar defenderse.

— Claro, Srta. Recházalo. — Me burlé.

— Ni me lo recuerdes. — Lloriqueó. — Me vi como una loba celosa.

— Justo como lo que eres. — Seguí molestándola.

— ¡Déjame! — Gritó.

Habían pasado un par de días desde mi transformación y las cosas con Brent iban bastante bien. Hablábamos mucho, me había estado explicando lo que conllevaba ser la luna de la manada e incluso habíamos salido a correr.

— ¿Te falta amucho? — Me preguntó desde el otro lado de la puerta.

Me estaba arreglando para asistir con el alfa a una cena importante con algunos miembros de distintas manadas, por lo que debía verme presentable.

— Entra, acabo de terminar. — Tan pronto hablé la puerta se abrió.

— ¿Qué es eso? — Preguntó con hostilidad cuando entró a mi habitación.

— Es un vestido. — Observé sus gestos a través del espejo del tocador que había frente a mí.

— Cámbiate, no voy a permitir que salgas vestida así. — Fruncí el ceño bruscamente.

— El vestido no es provocativo y me siento bonita con él, no me lo voy a quitar. — Por sus ojos pasó un rápido destello violeta.

— No fue una pregunta. Obedece, nadie además de mí puede verte así. — Azula comenzó a arañar mi espalda para salir y ponerlo en su lugar.

— Eso es una estupidez, yo puedo vestirme como quiera y no tiene que gustarte. Deja los estúpidos celos y esa actitud de macho alfa. — En un parpadeo aquellos ojos violáceos me observaban furiosos.

— Cachorra, ten cuidado con lo que dices. — Me advirtió Aitor.

— No, tú ten cuidado con lo que dices. — Puse los brazos en forma de jarra. — Voy a salir así y no está bajo discusión.

— Soy tu alfa. — Gruñó con tanta fuerza que fui capaz de escuchar cómo las personas que estaban por los pasillos se alejaron rápidamente.

— ¿Acabas de gruñirme? — Escuché que Azula le preguntaba.

Por algunos instantes los ojos de Aitor reflejaron duda pero luego se recompuso. Volvió a adoptar esa mirada que hacía que a todos nos temblaran las piernas y quisiéramos agachar la cabeza.

The Moon© ML #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora