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Sasha estaba guiándome por los pasillos, tratando de alejarme del caos que debía haber en el exterior. Habíamos estado avanzando por pasillos decorados con cuadros y esculturas elegantes y ostentosas pero poco a poco todo eso iba quedándose atrás. A medida que íbamos caminando las decoraciones se volvían menos al igual que la iluminación, haciendo parecer ese lugar como si no formara parte del castillo en el que había estado viviendo todos esos días.

Mientras que el vampiro estaba concentrado en mantenerme a salvo, Azula no paraba de decir que Aitor había ido por nosotras y que ella lo escucharía antes de volver a gruñirle. Entre las constantes palabras de felicidad de Azula, la visita inesperada del lobo de color negro y la tensión del momento, Sasha estaba tenso y a punto de molestarse.

— Bella, deja de pensar esas cosas o no podré controlarme. — Masculló entre dientes. — Estoy tratando de evitar al perro pulgoso para no matarlo y que tú no sufras pero me estás orillando a eso.

— No estoy pensando en nada. — Sasha me observó por el rabillo del ojo pero no dijo nada.

Cuando nos disponíamos a ir por un pasillo secundario una mancha enorme y de color negro se interpuso en nuestro camino y junto a él, otros dos de color marrón. Aquel lobo de gran tamaño y mirada violácea gruñó con fuerza mientras se posicionaba para atacar y les ordenaba a los otros dos lobos que se fueran con el resto.

Aitor quería acabar con Sasha sin que nadie pudiera interponerse entre ambos.

— Maldito pulgoso. — El vampiro murmuró por lo bajo.

Los ojos violáceos de aquel lobo descendieron hasta la mano de Sasha, mano que sujetaba la mía con firmeza. Conocía a Aitor y sabía que si no me alejaba lo suficiente como para tener mi espacio personal de vuelta, él se comería a Sasha y luego me arrancaría la mano.

— Aléjate. — Me ordenó por el enlace.

— No. En estos momentos no eres nadie para decirme lo que debo y lo que no debo hacer. — Le sostuve la mirada a pesar de que deseaba agachar la cabeza.

En un intento por lograr que obedeciera su orden, él dio un paso hacia al frente y gruñó mucho más fuerte.

— He dicho que te alejes. — Su voz temblada del coraje.

— ¿Por qué? ¿Quieres ser el único que me quite la vida? — Mi pregunta fue como una cucharada de un líquido amargo.

De su rostro desapareció momentáneamente todo el coraje que sentía y dejó de mostrar sus grandes y filosos colmillos. Sin embargo, cuando escuchó el sollozo de Azula su mirada volvió a ser peligrosa.

— Cachorra, no tienes ni idea de lo que estás diciendo. — Escupió tan pronto recuperó la compostura. — No sabes nada.

En un rápido movimiento Aitor se lanzó sobre Sasha y el vampiro me empujó hacia un lado para evitar que recibiera algún tipo de daño. Ellos comenzaron a forcejear y mientras que uno trataba de causar daños graves, el otro solo se dedicaba a esquivar. Sin embargo, llegó un momento en el que los dos se hicieron daño mutuamente, ya fuera con mordidas, arañazos y goles.

— ¡Suficiente! — Grité mientras me colocándome en medio de ambos. — ¡Aitor! — Grité al ver que se echaba hacia adelante para volver a atacar.

— Quítate, Luna. — Me ordenó.

— No, si uno de los dos muere me lastimarán. — Me giré hacia ambos.

Sasha se sacudió la ropa y tomó delicadamente mi mano antes de tirar y llevarme con él a una habitación. Detrás de nosotros se escuchó un fuerte gruñido que hizo temblar las paredes pero para mi sorpresa, Sasha no cerró la puerta a sus espaldas, sino que esperó a que el gran lobo de pelaje negro ingresara.

The Moon© ML #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora