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Nuestra familia se había ido hacía poco tiempo y Castiel dormía plácidamente entre los brazos de su madre. Me parecía increíble que estando conmigo fuera inquieto, pero cuando ella lo cargara quedara rendido casi al instante.

Mientras subíamos a nuestra habitación Eira me había dicho que teníamos que hablas sobre algunas cosas pero nunca me dijo de qué específicamente y eso me tenía nervioso. No había hecho nada malo, al menos no que recordara, pero de todas formas el temor estaba allí.

En esos momentos estaba solo, sentado en la cama, pensando en lo que me diría y esperando a que regresara. Mi luna había ido a la habitación de al lado, en donde dejábamos dormir a Castiel mientras nosotros hablábamos o hacíamos cosas que un niño no tenía que presenciar.

— Bien, ya que estamos solos, hay algo que tienes que saber...— Murmuró al ingresar. — La Diosa me pidió algo, un favor. — Mi ceño se frunció rápidamente.

— ¿La Diosa te pidió un favor? — Asintió. — ¿Qué cosa?

— Castiel tendrá que cursas sus estudios en escuelas públicas. — Dejé salir el aire que no sabía que estaba conteniendo hasta ese momento.

¿Solo era eso? ¿Tanto misterio para algo tan banal?

No importaba si Castiel tuviera que ir a una escuela pública o privada, me encargaría de que fuera a la mejor de todas.

— Eso no es un problema. En la manada...— Fui interrumpido.

— Humanas. — Mi cabeza quedó completamente en blanco.

Cerré los ojos y me llevé las manos a la cara para cubrirlos durante unos segundos.

— Humanas...— Repetí.

— Sí, humanas. Escuelas públicas y humanas. — Repitió todo para que no quedaran dudas.

— ¿Por qué? — Estaba intentando asimilarlo, de verdad lo hacía, pero por más que lo pensaba menos de acuerdo me encontraba.

El problema no era que fueran públicas, sino que tuviera que ir con los humanos. No me importaba su especie ni en lo que creían, pero si hablábamos de aprendizaje eran los más débiles. Su educación era una basura y eso no mejoraba cuando los niños pasaban de grado.

Esos chicos podían llegar a ser adultos sin saber multiplicar y no era lo que quería para mi cachorro, un futuro Alfa.

— Brenthan, no lo sé pero esa es la voluntad de la Diosa y se cumplirá. — Asentí lentamente.

— Lo sé, la Diosa ha hecho mucho por nosotros. — A la Diosa Luna no podía negarle nada ni aunque lo quisiera. — Está bien. Escuelas públicas y humanas, captado.

— Perfecto. — Sus brazos rodearon mi cuello y se sentó en mi regazo.

La conocía tan bien que sabía que algo quería sin tener que escuchar sus pensamientos.

— ¿Qué ocurre, Rojo? — Sus preciosos ojos color ámbar examinaban mi rostro con detenimiento.

— Nada. — Murmuró soñolienta mientras se acurrucaba entre mis brazos.

— Ella quiere una cita, ¿a qué estás esperando? — Dijo Aitor por el enlace. — Complace a nuestra Luna.

— ¿Por qué querría algo como eso? — Le pregunté a mi lobo.

— Eira siempre quiso saber lo que se habría sentido tener una cita y a Yina le gustaban mucho. — Respondió con obviedad.

— Podríamos llevarla a cenar...— Aitor estuvo de acuerdo con eso.

The Moon© ML #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora