07

1.5K 126 2
                                    

— Gris... — Eira abrió un poco la puerta y asomó la cabeza por la abertura.

— Hola Rojo, pasa. — Dio un paso al frente y cerró la puerta detrás de sí. — ¿Qué ocurre?

— ¿Podemos salir? — Preguntó con timidez.

Oh, esa vocecita...

Me levanté de la silla y caminé hacia donde se encontraba de pie.

— ¿A dónde quieres ir? — Me arrodillé frente a ella para que no se sintiera intimidada.

— Quiero jugar con otros niños. — Cerré los ojos por unos instantes.

Niños... Que jugara con otras niñas no era un problema, pero cuando hablaba de niños incluía a los varones y eso era un rotundo no.

— Rojo...— Negué levemente.

No quería que tuviera amigos varones porque luego me saldría con un amor infantil y yo terminaría haciendo algo de lo que posiblemente me arrepentiría después.

— Por favor. — Murmuró mientras hacía un puchero.

— Solo si me prometes que solo jugarás con las niñas. — Asintió rápidamente.

— Sí. — Suspiré antes de hablar.

— De acuerdo, está bien. Yo no puedo ir contigo pero Julia te llevará. — Volvió a asentir. — Si sucede algo, dímelo.

— Mjm. — Emitió.

Estaba ansiosa por irse corriendo a conocer niñas de su edad, se le notaba.

— Ve, corre. — La vi sonreír antes de abrir la puerta bruscamente y salir corriendo.

— ¡Mami Julia! — La escuché gritar y no pude evitar sorprenderme.

La llamaba mamá...

Julia debió haberse sorprendido cuando la escuchó llamarla así, pero yo mismo había sido testigo de la forma en la que ella trataba y cuidaba a Eira, como si la pequeña rubia fuera su hija.

— Si llego a enterarme de que se le acercó un niño, averiguaré quién fue y le sacaré los dientes uno por uno. — Murmuré para mí mismo antes de erguirme.

Jackson no se había equivocado las veces que me dijo que Eira me manejaba. Ella solo tenía que pedir algo y yo ya me encontraba moviendo mar, cielo y tierra para que lo tuviera.

Volví a sentarme en mi asiento para centrarme en los papeles que tenía sobre el escritorio y no alejé la mirada de ellos hasta que fue necesario encender la luz para poder ver lo que había estado revisando. Era tarde, pasaban de las seis y Eira todavía no había entrado a mi oficina para contarme lo que había hecho en el día.

Ella siempre entraba y parloteaba hasta que era la hora de la cena pero ese día no estaba allí. Comencé a inquietarme a medida que observaba el reloj y veía los minutos pasar.

¿Acaso pensaba quedarse con esos niños?

Decidí esperar un poco más pero al ver que no llegaba me puse de pie y salí de mi oficina. Me disponía a buscar mis llaves para ir a buscarlas, pero me detuve a mitad del camino porque algo llamó mi atención.

— Julia. — Ella se giró hacia mí e hizo una reverencia. — ¿Dónde está mi luna?

— ¿Luna? — Su rostro palideció abruptamente.

— ¿Dónde está mi luna? — Volví a preguntar, tratando de contenerme.

— Ella... Luna se había adelantado para ir a verlo, Alfa. — Susurró. — Creí que se encontraba con usted.

The Moon© ML #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora