Pov Eira
Brent había estado muy cariñoso, tanto que casi rozaba lo empalagoso y Sasha mucho más directo y físico. Eran dos depredadores dando vueltas alrededor de una sola pesa, una pobre e inofensiva loba que no sabía hacia qué lado debía inclinarse.
La tensión que existía entre Sasha y yo era ostensible y aunque me avergonzara admitirlo, habíamos tenido más encuentros como el del primer día que había estado en mi casa. Había intentado ignorar la fuerte atracción que había entre nosotros pero con el pasar de los minutos fue aumentando hasta que no pude resistirlo más.
Mientras que con Sasha era algo físico, con Brentthan era más emocional. Sí, también había tensión entre ambos y cada tanto me besaba, pero él se había mantenido firme en no querer presionarme de ninguna forma. Él solía rondar por donde yo me encontrara y cuando se acercaba no lo hacía para tratar de que lo eligiera a él, sino que se sentaba a mi lado para hablar, hacerme bromas e invitarme a dar paseos por el bosque.
— Brenthan, quiero mi espacio personal. — Murmuré, recibiendo un gruñido debido al nombre que había utilizado.
— ¿Por qué? — Olisqueó mi oreja. — Me encanta tu aroma...
El hombre a mi lado continuó olisqueando el área detrás de mi oreja y fue bajando por mi cuello hasta detenerse en donde debería ir la marca de mi pareja de vida. Su nariz en todo momento estuvo sobre mi piel, trazando el camino que estaba recorriendo y cuando creí que se alejaría, besó aquel pequeño pero sensible lugar.
— Mía. — Gruñó por lo bajo.
— Brenthan. — Murmuré, sin saber lo que estaba sucediéndole.
Esa mañana en particular estaba mucho más cariñoso que de costumbre. No se había alejado de mí ni un solo instante y tampoco dejaba de olfatearme.
— No me llames así, Eira. — Me riñó.
— Ni mi llimis isí, Iiri. — Brent se rio sobre mi piel.
Antes de que se alejara de mí volvió a besar mi cuello y cuando por fin me devolvió mi espacio personal fue que noté algo diferente en él.
Sus ojos tenían un brillo peculiar y las pupilas se encontraban dilatadas. Olfateaba constantemente, su cuerpo estaba visiblemente tenso y su aroma era mucho más fuerte de lo normal.
¿Cómo no me había dado cuenta?
Su celo estaba cerca, muy cerca.
— Chica lista. — Escuché a Aitor ronronear.
— Deberías estar en tu habitación. — Le dije, sintiéndome preocupada por él.
Sabía perfectamente cómo eran sus celos. Esos días eran fuertes y agotadores, tanto para Brent como para cualquier persona que los pasara con él. Por lo general duraban tres o cuatro días pero en ocasiones se había extendido durante una semana y un poco más, por lo que se tenía que sedar y encadenar para que no se hiciera daño a sí mismo ni a ningún otro lobo.
Cuando su celo llegaba era mucho más posesivo y brusco de lo que ya era. Solo buscaba dejar cachorros y aliviar la desesperación que sentía en esos momentos.
— Lo sé, solo quería verte antes de encerrarme. — Murmuró antes de tomar mi rostro entre sus manos y besar mis labios.
Esa misma tarde se encerró en su habitación y fue encadenado para que no hiciera algo de lo que podía arrepentirse cuando volviera a ser consciente de sus actos. Por mi parte, decidí que durante su celo iba a dormir al otro extremo de la mansión para que no pudiera olerme y hacerse daño para tratar de llegar a mí.
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The Moon© ML #1
Werewolf💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe su copia o adaptación.💫 •Primer libro de la bilogía ML.• Por culpa de sus celos descontrolados y una mala decisión, Brent perdió a su mate, a su amada Luna. Pidió noche y día, le...