VII

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El candelabro cae una vez más

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El candelabro cae una vez más. Muevo mi cabeza para apartar esa imagen y volver a la realidad, la realidad en la que mi padre está estacionando su camioneta de color vino fuera del colegio.

—Gracias por traernos, Tomás —dice Lucrecia.

—Nos vemos cuando vuelvas a venir, Tom —sigue Javier.

—Adiós, Tomás —se despide Lucas —Conduce con cuidado.

—Adiós, chicos —les dice mi padre —fue un gusto volver a verlos.

Mis amigos le dedican una última sonrisa y se bajan del vehículo para ir en dirección a la entrada de nuestro colegio.

—Adiós papá —llevo mi mano a la manilla del vehículo para abrirla.

—¿No le darás un abrazo a tu padre? —me mira con una sonrisa —recuerda que no sabes cuándo nos volveremos a ver.

—Lo siento —murmuro —Estaba un poco distraída, tanto así que olvidé que ahora volvías a la ciudad.

—Si noté que estabas distraída —me sonríe de manera cálida —Lo noté durante todo el fin de semana —estira sus brazos y me acerco para abrazarlo —Sabes que me puedes contar lo que sea —asiento—–Entonces... ¿Qué pasa?

—Es solo el colegio —miento —El estrés del último año y pensar en la universidad.

—Tienes que estar tranquila —acaricia mi cabeza —Sabes que tienes mi apoyo y el de tu mamá —asiento una vez más —y si necesitas tiempo puedes tomarte un año.

—Gracias —digo en voz baja.

—Ahora es mejor que entres para que no te atrases —se separa de mí —Nos vemos en un tiempo más. Te quiero. —Y yo a ti.

Me acerco para darle un beso en la mejilla y me bajo, mientras me voy en un trote a la entrada, ya que comenzó a caer una pequeña llovizna. Lucrecia me espera junto a la puerta y se engancha de mi brazo, para que caminemos juntas al salón, aunque en mitad de camino aceleramos nuestro paso, porque la enorme campana ha hecho su aparición.

Hoy hemos querido cambiarnos de lugar, por lo que me senté junto a Lu, mientras que Javier se corrió un lugar atrás para estar con Lucas, aunque la verdadera razón de este cambio es porque durante el viernes Samael estuvo toda la mañana dando golpecitos en mi silla para que le pusiera atención, pero mis amigos no saben eso, piensan que es porque quiero cuchichear con Lu cuando los profesores están distraídos.

Es un poco estúpido de mi parte ponerme un poco celosa de un simple flechazo de tres semanas. Aunque en mi defensa, soy una adolescente, por lo que este tipo de actitudes puede ser normal, y más a causa del chico nuevo, porque claro, es el nuevo, lo que significa que causa un poco de misterio el hecho de no conocerlo de antes.

La clase está bastante aburrida, todos los años nos hablan de lo mismo durante dos clases y luego una prueba, la fundación del pueblo, lo que sinceramente no sé de qué me va a servir en la universidad.

El collar de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora