XXVI

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El día viernes llegó y la campana se hace presente indicándonos que el último receso hace su célebre aparición

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El día viernes llegó y la campana se hace presente indicándonos que el último receso hace su célebre aparición. Antes de que Samael pueda detenerme, me pongo de pie y salgo a paso rápido en dirección a la capilla del colegio para esconderme junto a la puerta por unos segundos.

Azrael aparece y sin notar mi presencia se deja caer en el reclinatorio, hundiendo sus manos en su cabello, como si estuviera frustrado.

—¡No puedo! —suelta de la nada —¡No puedo recuperar lo que perdí! —se queda por unos segundos en silencio, por lo que decido acercarme de manera sigilosa —Sabes que no quiero hacerlo —dice en voz más baja —No lo merece...

—Azrael —digo llamando su atención.

Él se gira de golpe e intenta ponerse de pie, pero no lo logra, por lo que hunde una vez más sus manos en su cabello. Parece estar débil, algo que he observado estos últimos días. Es un poco idiota de mi parte haberme alejado de él, pero estar de igual manera pendiente de lo que le pasa.

—¿Qué haces aquí? —se acomoda para quedar sentado sobre el reclinatorio.

—¿Estás bien? —me acerco y me arrodillo frente a él.

—Eso ya no debería ser tu asunto —aparta la mirada —¿Podrías dejarme solo?

—No estás bien —me interpongo en su mirada —No te voy a dejar eso.

—¿Y qué si no estoy bien? —suelta en tono duro —No actúes como si te importara.

—Llevo mirándote toda la semana —admito. —Supongo que lo notaste, con eso de que no eres ingenuo.

—Déjame solo, por favor —se arrastra un poco para alejarse de mí —¡Abigail lárgate!

—¡No me voy a largar! —intento acercarme —¡Estás terrible!

—Necesito estar solo —dice en voz baja —Me hace mal tenerte cerca.

—¿Qué? —digo confundida —¿Esto es por...?

—¡Abigail! —me interrumpe —No es el momento.

—Pero...

—¡Por favor! —suelta en tono de súplica.

—Yo... —doy un paso atrás y él suelta un suspiro aliviado —Yo... —un paso más, lo que provoca que se vea más aliviado.

Algo dentro de mí me obliga a salir corriendo del lugar, con una especie de culpa carcomiéndome. Quizás le pase lo mismo que al resto de personas que veo en mi mente y solo por la cercanía que tuve con él.

Tal vez yo soy el error dentro de todo este juego. No soy quien está para salvar, sino que soy esa ente negativa robando el alma de los demás.

༺✞︎༻

—¿Qué te tiene tan distraída? —pregunta Samael mientras bajamos juntos al pueblo.

—No lo sé —me encojo de hombros —Solo hay cosas que me dan vuelta en la cabeza.

El collar de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora