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Hyunjin deslizaba su dedo sobre la boca de su vaso de whisky, ignorando a todos sus socios parlotear y tratar de arreglar cuentas que el alfa sabía y sus ideas eran tan malas que si no estuviera él, Khangpae probablemente ya no existiera.

Sus ojos observando detenidamente el líquido cobrizo en el vaso, su mente divagandose en todo y a la vez en nada, llegaba en un punto y luego encontraba mucho más.

Pero su mente no paraba de repetirle una y otra vez.

Yang Jeongin, Yang Jeongin, Yang Jeongin.

Se sentía frustrado, ansioso, deseoso de estar en ese momento con su ángel, le estaba jodiendo mucho esas reuniones donde pasaba horas o incluso días lejos suyo, cómo en ese momento, ya pasaron dos días desde que fue a Ulsan y exactamente cuatro desde que había enseñado a su ángel a disparar.

Le había dolido la cabeza quemándose pensando en que hacer para no ir a esa reunión luego de que el omega se encontraba más sensible y callado días atrás.

Pero era una reunión importante y Hyunjin estaba muy enfocado en que sus socios no quieran dañar la imagen de su ángel por faltar en reuniones.

- ¿Qué opina, jefe?, la idea de volver al negocio- Hyunjin tomó su vaso y le dio un gran trago.

No sabe cuántas veces habían hablado de ese tema, y aunque Hyunjin dio un rotundo no, parece ser que no fue duro, por que esos jodidos descerebrados no dejaban de meter el tema en cada reunión.

Trata de personas o tráfico humano.

Hyunjin sabía que de la única cosa que se arrepentía su madre al darle el puesto de jefe es perder aquel miserable negocio, pero el alfa no era alguien completamente inhumano, había pasado tres meses liderando el tráfico ilegal de omegas y mujeres betas. El alfa vio tantas cosas que no deseo ver, dejo pasar cosas que no debieron pasar, calló cuando debió gritar y acepto lo que no debió haber sucedido desde un principio.

Y hubo un momento que ya no pudo aguantar, el momento en que las cosas comenzaron a salirse mucho de control y las personas a quienes hacía daño le gritaron monstruo, Hyunjin ya era un monstruo con solo 20 años, y Hyunjin siguió haciendo las cosas mal hasta tan solo dos meses, cuando se sintió tan ido y lejano a si mismo que incluso creyó que ya no podía sentir emociones.

Y entonces acabo con el negocio y obtuvo muchas burlas y demasiados enemigos, perdida de dinero, socios y el puesto de Khangpae de la cima descendió varios escalones.

Pero a Hyunjin no le importó, y si no fuera por la furia de su madre probablemente Khangpae ya estuviera destruido y acabado.

Agrandó y afianzó los negocios de venta de drogas, venta ilegal de armas, inmigración ilegal, robos, la falsificación ilegal de moneda, y mucho más.

Y estaban en la cima de nuevo.

- Jodidos cerdos- dejando caer su vaso en la pequeña mesa de cristal ignoró los saltos de sustos de las ratas de sus socios, demasiado asqueado con sus expresiones falsamente inocentes e indignados.

- Pero jefe..-

- Laven bien sus podridos oídos por que no lo repetiré otra vez- levantándose tomó su saco de su traje-. No volveremos al negocio ni aunque Khangpae termine enterrado en una tumba en el olvido.

Llevando hacia atrás su cabello bufo aspirando su propio aliento a alcohol, sus ganas de vomitar creciendo a ver las expresiones afectadas y aterradas de los mayores.

- La única manera de volver a esa mierda, es que yo termine muerto. Suerte con ello.

Hyunjin salió de aquella habitación sintiéndose asfixiado, ignorando la presencia de Minho y Changbin que comenzaron a seguirlo, caminó rápidamente por el corto pasillo hacia la salida VIP, agradecido por no tener que salir por el tumulto de gente de aquella discoteca.

Melifluo | Hyunin #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora