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El silencio reinaba en cada parte de aquella casa, Seungmin sólo era capaz de tararear alguna vaga canción con tal de no sentirse asfixiado mientras ordenada la habitación.

Hace tan solo dos tres había caído su celo, algo de imprevisto para el omega quien no había estado al pendiente de su cuerpo desde un tiempo. Afortunadamente había entrado en calor en su habitación con una beta cerca suyo, y fue cuestión de unas llamadas para terminar con la mansión vacía de alfas y omegas, e incluso del propio Christopher Bang.

Ese día podía estar aliviado de que su celo había acabado, gracias a la ayuda de supresores y también de que él realmente era un ser raquítico, sus ciclos de calor solían durar de pocas horas o máximo un par de días, como en esa ocasión.

Y en ese momento, prefiriendo no volver a molestar al personal como lo estuvo haciendo los últimos tres días con su comportamiento caprichoso, ordenaba su habitación algo desordenado gracias al nido de sábanas que había armado día atrás. Aún no había hecho saber a los betas que ya estaba estable, era muy seguro que no tardarán en llamar a Chris y el omega aún estaba avergonzado de haberlo desalojado de su propia mansión.

Colocando las sábanas en el cesto dentro del baño finalizó con lavarse las manos. Volviendo a la habitación y quedando satisfecho con la cama bien hecha y el cuarto bien iluminado con las cortinas estiradas, tomo su teléfono y soltó un largo suspiro, estaba más que hambriento.

Saliendo de la habitación bajo al piso inferior y busco rastros del personal, no tardando en encontrarse con algunas mucamas.

- ¿Ya te encuentras estable, Seungminie?- sonriendo hacía las jóvenes betas asintió levemente avergonzado.

- Lamento mi comportamiento, fui muy caprichoso con mis necesidades- las mayores rieron, una de ellas, Nayeon, dándole un golpe amistoso en el hombro.

- Resultaste ser muy tierno, no hay por qué disculparse.

El omega hizo una mueca graciosa e inconforme. La mayoría de las mucamas o el personal en sí eran como amigos para él, eran personas jóvenes y con sentido del humor, habían pasado de ser huésped y sirvientes, a huésped y amigos. Para Seungmin, no habían personas más geniales y amables que ellos, principalmente la extrovertida Nayeon que era fan de molestarlo.

- Y no te preocupes Seungmin, guardaremos bien tu secreto- Nayeon miro a la mucama junto a ella con complicidad, era otra del personal sumamente linda, Chou Tzuyu, no era especialmente habladora como Nayeon, pero era demasiado dulce y tímida y resultaba ser una gran oyente.

Seungmin no tardo en colocarse nervioso, ¿qué secreto, de que se perdía?.

- ¿Qué secreto..?- pregunto lentamente entre cerrando los ojos.

Tzuyu apretó los labios evitando sonreír cuando su compañera sonrió maliciosamente.

- El secreto, ya sabes, que tenías prendas del señor Bang en tu nido...- Seungmin casi cae de espaldas, apresurándose hacia la mayor y tapando su boca mientras observaba a los lados asustado.

- Shhht. Él tiene buenos oídos, las paredes tienen oídos, ¿entiendes?- Nayeon ni siquiera lo miraba a él, sino directamente atrás.

- Bien, estoy seguro que no soy una pared, pero si tengo buenos oídos- el omega se contuvo para no estrangular a Nayeon.

Alejando la mano de su boca le hizo caras irritado cuando la mayor le sonrió totalmente burlona y hacía un puchero inocente.

- Señor Bang- Tzuyu fue la primera en ofrecer una reverencia siguiéndola Nayeon.

Girando Seungmin apretó los labios sintiendo sus mejillas calientes encontrando al alfa apoyado en el marco de la puerta de la sala de estar. Sus ojos se movían torpes en algún punto en su cuerpo incapaz de verlo a los ojos, juntando sus manos delante suyo casi como un cachorro regañado tan consciente de que su amo sabía de su travesura.

Melifluo | Hyunin #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora