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Jeongin observaba a través del cristal del auto la entrada del consultorio de Seúl. Escondido detrás del vehículo cada vez que la puerta se abría y creía que se trataba de su alfa.

Agachándose se apoyó por un momento contra la puerta y abrazó con firmeza el ramo de flores en sus brazos, tan nervioso como si fuera a declararse a su ser amado.

Y la realidad era distinta, luego de cuatro meses de terapia, a Hyunjin le dieron la noticia que ya podía dejar de consumir los medicamentos antidepresivos.

El alfa no estuvo consumiendo inhibidores con efectos graves. Simplemente pastillas que le ayuden a superar la ansiedad en cada cita con el terapeuta y en la noche luego de un día de terapia. Eran los momentos que Hyunjin solía estar más ansioso desde que había iniciado su terapia y abierto su corazón a una amable beta del consultorio.

Jeongin apretó el ramo nervioso mientras observaba la hora en su reloj y caía en cuenta que el mayor no tardaría en salir.

Hyunjin y él también fueron juntos a terapia de pareja, fue...difícil, extraño y ligeramente curioso. Ambos no lograron acostumbrarse rápido a sentarse uno al lado del otro frente a un terapeuta y hablar de sus problemas. Al principio les costó, y para la otra semana ya estaban llorando abrazados con los consejos y enseñanzas que les estaba dando el beta.

Jeongin fue diagnosticado con depresión leve, no se sorprendió, no le dolió ni tampoco hizo un alboroto. Solo lo aceptó y se dedicó a tratar aquella condición, como había pensado, fue más difícil de lo que creyó, sus problemas fueron complicados de contar, lo caótico que era su mente, el omega incluso llegó a creer que un psicólogo no lograría comprender sus emociones.

Fue tonto pensarlo, claro. A Hyunjin le costó aceptar que el omega pudo terminar sus citas frecuentes a solo dos meses de iniciarlo, se sintió feliz por él, claro. Pero eso significó que Hyunjin comenzaría a sobre llevarlo solo en cada consulta, pero Jeongin siempre se aseguró de esperarlo en la casa mientras le repetía lo bien que lo hacía y charlaban del tema de la cita.

Hyunjin aún debía ir a citas, pero ese dia, las dosis de pastillas terminaron.

También...Jeongin había dejado de tener pesadillas, hace exactamente tres semanas. Cada dia dormía con el temor de despertar gritando o llorando en pánico, pero cuando Hyunjin lo envolvía con sus brazos y le decía que cada noche se sentía más bien consigo mismo, Jeongin dormía igual o mejor que un bebé, toda la noche hasta despertar.

Jeongin apretó el ramo cuando volvió a escuchar la puerta abrirse, las personas que pasaban a su lado lo miraban con extrañeza o curiosidad, pero él se dedicó a ignorarlos o sabía se pondría tímido y más nervioso de lo que ya estaba.

Abrazó con fuerza el ramo contra su pecho y tomando aire saltó en su sitio hasta ponerse de pie.

Y apenas sus ojos se encontraron con Hyunjin extendió el ramo de rosas rojas frente suyo y sonrió en grande con las mejillas encendidas.

- ¡Tadah!- Hyunjin se quedó congelado por un momento en su sitio, aferrándose a cada extremo de camiseta mientras analizaba la situación.

Jeongin juró que iba a disolverse en el aire para cuando Hyunjin empezó a reír y correr hasta él hasta saltar a sus brazos. Bueno, terminó aplastando el ramo y llamó la atención de media ciudad, pero fue perfecto porque sus brazos lo sostuvieron y lo escuchó reír contra su oído mientras recibía besos por toda su cabeza.

El omega apenas podía dejar escapar sus risas emocionadas mientras Hyunjin lo tomaba del rostro y besaba una y otra vez sus labios, todo su rostro y luego de nuevo sus labios. Jeongin tuvo que golpear su pecho ya completamente encendido hasta las orejas cuando sintió que no se detendría.

Melifluo | Hyunin #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora