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Todo su alrededor giró en una sola persona para Jeongin. Por un simple y pequeño momento creyó desconectarse de su cuerpo, el casi inexistente ruido fue remplazado por la nada misma mientras sus ojos no lograban enfocar otra persona más que ese hombre a metros suyo con la cicatriz cruzando sus labios.

Era él.

La causa muerte de Kkami. Era ese hombre.

Quien daba la orden de todo, quien no hizo más que reír a ver a sus hombres matar a un inocente animal y apuñalar a un omega que solo intentaba defenderse. Hyunjin ya le había dicho que se trataba de Riki, y a pesar de todo lo que hizo el alfa estaba ahí, frente a ellos, como si el poder de Hyunjin fuera insignificante y él tuviera el mando de todo.

Y el verlo ahí, parado y ofreciendo una sonrisa tan arrogante y calmada sin mostrarse ni un poco afectado de estar en terreno prohibido y con su más grande enemigo a unos pasos suyo.

Jeongin por un momento temió. Temió que realmente ese hombre fuera mucho más poderoso de lo que Hyunjin pudiera manejar.

La tensión en la habitación se volvió insoportable, los omega temblando en su sitio se escogieron con el solo respirar del aroma furioso e irritado de Hwang Hyunjin. Quien por más que intentaba reaccionar, la rabia y la sorpresa de ver a ese hombre tan solo a un metro lo tuvo rígido en su lugar, a espera de que haga lo que tenia que hacer para explicar su presencia en aquel club.

Para Hyunjin ya no cabía duda. Había una inevitable superioridad en ese hombre, sin importar cuantos lo temen a él, o la seguridad que pudiera poseer. Riki parecía ir por encima de todo eso.

Y ver detrás de la silueta de aquel hombre a sus guardias totalmente muertos en el suelo se lo dejo bien claro.

Por fin eso hizo reaccionar a Hyunjin; quien extendió una sonrisa vacía e irritada por sus labios mientras hacía un ademán con su arma detrás del alfa.

- Estas logrando adelantar tu muerte, no es muy agradable que te metas con los míos, Riki- el alfa hizo una expresión de fingida confusión mientras volteaba a ver detrás suyo.

- ¡Oh!, ellos...- soltó una exclamación de regaño-. Les dije a mis hombres que no sean tan duros...supongo que están algo acelerados, te pido y los perdones.

Hyunjin deslizó su pulgar por la palanca de seguro de su revolver con lentas y pensativas caricias. Repasó y escudriñó el rostro de Riki e intentó encontrar respuestas en aquella sonrisa torcida y los ojos destellando burla.

Pero nada, ni una maldita señal de algo.

Levantando su arma volvió a su casi ya superada costumbre de frotar su arma contra su nuca. Sin poder evitarlo y con insistencia rascó sobre su cabello sintiendo la absurda sensación de que eso lo ayudaría a pensar mejor.

Riki extendió una sonrisa al ver sus movimientos.

- ¿Qué pasaría si apretarás el gatillo por accidente?.

Hyunjin siguió con la mirada a Riki avanzar por la habitación con pasos lentos y firmes, volteó a ver a los omegas en un rincón totalmente aterrados, y acercándose a una de ellos deslizó sus dedos por al cabello largo y azabache de la mujer quien se quedó congelada con la acción.

- Probablemente contentaría a muchos- respondió tajante.

Riki volvió a voltear hacia él y siguió avanzando dejando en paz al grupo de omegas. Hyunjin evitó mostrarse afectado al caer en cuenta que estaba avanzando hasta ellos de forma lenta, pasando entre sus socios y ofreciendo sonrisas amables como un invitado más a la fiesta.

Llegó hasta el sofá al lado derecho de ellos y se detuvo ahí, a sólo un metro y terminando por apoyarse en el respaldo del mueble con las manos dentro de los bolsillos.

Melifluo | Hyunin #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora