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Hyunjin esperaba algún indicio, un movimiento, gritos e incluso súplicas, pero nada, Jeongin lo seguía observando totalmente mudo, las vacías lágrimas se deslizaba por sus mejillas y sus ojos lo observaban fijamente.

- ¿Ángel?, no te dio un paro, ¿cierto?- murmuró lentamente, su mano fue a parar con duda en el pecho del menor, en la altura de su corazón, Hyunjin se puso aún más ansioso cuando lo sintió golpear su mano con fuerza, demasiado acelerado.

Dudó en seguir hablando, pero creyó que el menor necesitaba más que un "Soy el jefe".

- Llevo al mando desde hace un año, cuando me presenté cómo alfa, pocos saben que hay un nuevo jefe, anteriormente era mi madre, pero al enterarse de mi jerarquía, pasé a serlo yo, ¿lo sabes, cierto?- se atrevió a dar una pausa, sus manos tomándo las del omega sintiendolos temblar, dando suaves caricias con su pulgar- sabes cuán dominante soy.

Espero paciente, observandolo parpadear y removerse, estaba incómodo, con cautela salió de entre sus piernas, estirando de él para que tome asiento en la cama, su alfa teniendo las orejas en alto cuando con lentitud Jeongin aparto sus manos y se limpió el rostro.

- N-no...- se inclinó un poco a la voz ronca y baja, viendo al menor negar- n-no puede ser cierto, p-por que o si no yo...por que estoy aquí, n-no debería ser así.

- ¿A qué te refieres?- pasando saliva Jeongin volvió a negar.

- N-no puedo estar en la cama de el jefe, n-no, debe estar bromeando, alfa, e-esto no puede...-

- ¿Te sorprende que el jefe ponga la mira en ti?- murmuró, sabiendo que estaba en lo cierto al notar al omega temblar, con incertidumbre- ángel, algunas veces, cuando conoces a alguien, sin importar la circunstancia, es tan claro que de alguna manera eso debió pasar.

- P-pero...- busco las palabras, algo que lo ayude a entender, pero su mente o estaba demasiado bloqueado o eran demasiadas preguntas que no sabía cuál soltarla primero- ¿por qué yo?, alfa pudo haber encontrado a su alguien en un mejor sitio.

- ¿Eso en qué interfiere en qué yo sea el jefe?- Jeongin lloriqueo casi molesto, no, el problema no era que Hyunjin era el jefe, era él quien no entendía su posición en ese momento.

- Seré el punto débil, no tengo nada que ofrecer, n-no debo estar aquí, no debo interferir en un mundo demasiado distinto al mío- Hyunjin parpadeo demasiado dudoso en que decir o hacer, observando con su alfa incontento al ver al omega levantarse de la cama torpemente.

- Jeongin- lo observó dar una reverencia, su mente recordándole lo que dijo su abuela, él estaba intentando irse y Hyunjin ya estaba temblando de las ganas de detenerlo.

- L-le agradezco toda la ayuda, por desviar la mirada de su mundo y concentrarse en el mío, p-pero sabe alfa, que este no es mi lugar.

La visión de Hyunjin se volvió borrosa, apretando sus dientes con fuerza evitando moverse, evitando querer detenerlo, gruñir y dejar que su alfa obligue al omega a quedarse, sus manos se aferraron inestable en las sabanas observando en silencio cómo el menor se dirigía hacia la puerta, temblando y dando pasos torpes.

Jeongin evitó aspirar, el aroma del alfa era fuerte, tristeza y molestia, al alfa no le había agradado su respuesta.

Y ni siquiera a su omega, quien lloriqueaba desesperado, no queriendo salir de la habitación, no queriendo volver a su vida monótona y encontrarse a su padre quien para ese momento, debía estar pensando en que manera matarlo.

Pero Jeongin debía, él podía seguir, no había nada que lo detuviera.

- Dijiste...- los pasos del omega se detuvieron, tensandose temeroso a la voz ronca y fría del mayor, girandose temblo ante la mirada oscura de Hyunjin- dijiste que conocerías a mis demonios, sólo haz conocido a uno y estás retrocediendo.

Melifluo | Hyunin #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora