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El humo era el mayor participe de esa habitación. Junto al suelo húmedo y frío y el aire helado que acariciaba su piel, Jeongin pudo jurar que realmente estaba muriendo, o que ya lo hizo.

Su cabeza dolía, una insistente punzada que se extendía por su cráneo, bajaba por su cuello y finalmente lo lograba percibir en todo su cuerpo. Como infinitas agujas perforando su carne.

Era doloroso, tan doloroso e intolerable.

Intentó un par de veces abrir los ojos, pero sus ojos pesaban como nunca y parecía que al cerrarlos por momentos volvía a un sueño profundo de varias horas. Y cuando los volvía a intentar abrir la luz le golpeaba en los ojos causando un terrible dolor en su cabeza.

Así que se tomó su tiempo. Cuando comenzó a sentir sus sentidos despertar y el frío más insoportable comenzó a abrir los ojos, con pequeños parpadeos mientras el nudo de llanto se instalaba en su garganta por las corrientes de dolor que se extendía por su cuerpo.

Parpadeó y lo primero que captó era que estaba tirado sobre su brazo, la cual ya no la sentía de tanto tiempo estar acostado sobre este. Su cabeza se apoyaba sobre un húmedo y maloliente suelo y sus manos las cuales ardían con raspones estaban encadenados detrás de su espalda.

Soltó un pequeño gimoteo. Cerrando los ojos las lágrimas comenzaron a bajar por su rostro mientras daba una pequeña vuelta y caía sobre su estómago. Intentó respirar mientras apoyaba la frente en el suelo y lloriqueaba del dolor de sus extremidades.

Dolía como nunca, eso no era normal. Definitivamente le habían hecho algo estando inconsciente.

Impulsándose tembló con violencia por el cansancio y la poca fuerza al intentar colocarse de rodillas. Luego de varias caídas y algunos tambaleos logró colocarse de rodillas y caer sobre talones.

Cerró los ojos con fuerza intentando aguantar su llanto al recibir un mareo asfixiante y el latigazo de dolor en toda la cabeza, la sangre bajo de su cabeza como un calor de arcadas. Soltando aire finalmente parpadeó dos veces comenzando a acostumbrarse a la luz de la habitación.

Lo primero que se encontró no fue la imagen más aliviante.

El corazón se le detuvo de una manera dolorosa al ver a metros suyo a Hyunjin arrojado en el suelo. No había ninguna capa de abrigo sobre su cuerpo, simplemente su camiseta blanca con manchas de sangre y los pantalones rotos y más sangre, hasta su lugar incluso podía ver algo de sangre nueva y brillante rodar por su piel hasta caer al suelo.

El nudo se hizo más doloroso en su garganta, su labio tembló con fuerza al ver a su alfa de esa manera, arrojado igual que él y con unas cadenas sosteniendo sus brazos detrás de su espalda. El cabello azabache cubría sus ojos pero en pequeños huecos Jeongin logró ver los labios morados y rotos junto a la piel pálida.

Mordiendo su labio inferior un sollozo ahogado resonó en su garganta. Hyunjin estaba muriendo.

Él en serio estaba muriendo a metros suyo.

Removiéndose cayó sobre su trasero, intentó respirar por la boca ya que el llanto ya hacía chorrear su nariz y el aire en ese lugar era tan tóxico como los que los habían traído. Volteando a mirar más del lugar se tensó al hallar algo más.

O alguien más: Minho.

Él estaba igual de inconsciente, sin embargo este se encontraba apoyado en la pared a metros de Hyunjin y con las mismas cadenas en sus muñecas sobre su regazo. Había un ligero golpe en su mejilla derecha pero además de eso su cuerpo parecía estar intacto, es lo que el omega podía deducir gracias a que él también traía solo los pantalones y una camiseta al cuerpo.

Melifluo | Hyunin #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora