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Hyunjin subía al segundo piso con suaves saltos, podía disfrutar tanto al solo poder aspirar y percibir el inestable aroma del menor, tan delicioso y nervioso, podía hasta solo imaginar el sonrojo en su rostro y aquellos temblores que suelen apoderarse de su cuerpo.

Volvió a subir las escaleras hasta el tercer piso y se quedó ahí, al final del pasillo, ya habían pasado veinte minutos, podía apreciar la puerta del baño entre abierta al final del pasillo y la luz apagada.

Entonces supo que Jeongin ya estaba en el ático.

La adrenalina en sus venas se sintió caliente, casi cerrando los ojos por el cosquilleo ansioso en su cuerpo, avanzando hacia las escaleras estiro de la cuerda dejándolo caer.

Y subió con ágiles movimientos, y apenas estuvo de pie en el ático, dejó caer la puerta de madera empujando con el pie.

Sus ojos recorrieron el cuerpo pálido y algo sonrojado del omega.

Arrodillado ahí en la cama, cerca de la cabecera y trayendo encima una ligera camiseta blanca, sentado encima de sus piernas y apoyando sus manos en sus rodillas, que en ese momento incluso desde su posición, podía apreciar los pequeños temblores de sus dedos y la manera en que se movían inquietas.

Y al subir la mirada se encontró con su ojos, expectantes y brillante, brillaban tan malditamente preciosos, tímido y temeroso, su cabello azabache cayendo en su frente y algo ondulado hasta su nuca, sus labios rosados algo brillantes de seguro por ser mordisqueados y su rostro con un ligero tono carmín.

Un precioso ángel apuntó de ser jodido de la misma manera.

Dejando a un lado sus pantuflas ladeo la cabeza, entretenido en la manera en que Jeongin lo observaba, se veía tan perdido y torpe, paciente por que Hyunjin le de una orden o alguna palabra, aferrándose a sus rodillas y soltando de ese exquisito aroma que estaba enloqueciendo al alfa.

Avanzando Hyunjin disfruto ver su cuerpo temblar, como un pequeño animal asustado mientras él desabrochaba los botones de su camisa, solo dos botones, recibiendo la total atención del omega, y subiendo encima de la cama Jeongin no tardo en ceder, bajando la cabeza y apretando los dedos encogiéndose.

Remojando sus labios gateo hacia él sobre el suave colchón, sus ojos perdiéndose en aquel brillo apetitoso de sus belfos.

- Mírame- el omega dejó escapar un pequeño jadeo, casi quejido por la simple orden del alfa que logró enloquecer a su corazón.

Alzando la mirada paso saliva al encontrar al alfa tan cerca, sus ojos oscuros y con un brillo ansioso y placentero, que logró estremecer su cuerpo entero, parpadeando torpe sin poder aguantar la mirada y cayendo sobre los gruesos y rojos labios del mayor.

- ¿Cómo estás?, dime como te sientes, ángel- levantando la mirada Jeongin rascó su muslo tímido.

- B-bien..- solo pudo susurrar eso, nervioso cuando las manos del alfa se deslizaron por sus piernas, rozando los dedos en sus muslos y deteniéndose en su cadera, quemaba en cada parte, de buena manera y ardiente.

- ¿Bien?, ángel debe estar seguro, ¿estás preparado?- Jeongin casi gimió cuando las grandes manos del alfa apretaron sus glúteos, enrojeciendo cuando se deslizaron por sus piernas y estiraron de ellos, Hyunjin apenas dándose cuenta que el omega solo poseía ropa interior negra.

Entendió casi al instante, dejándose caer sobre su trasero en la cama aferró sus manos en las sábanas dejando que los dedos del alfa acaricien sus muslos en la parte baja, atrayendo sus piernas a su pecho con la sola intención de que el alfa pueda tocar más libremente.

Melifluo | Hyunin #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora