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Ese día era especial, más que especial, era histórico. Bueno, al menos así lo pensaba Jeongin.

Esa vez si tendría una cita con su alfa. Una real, una romántica, una sin terminar en la cama inconsciente por una herida, que aunque se oye atroz, fue un momento especial en la vida del omega.

O una sin acabar en la cama y hechos un lío de gemidos. Sí, Jeongin se encargaría que no lleguen a eso, al menos ese día.

Aunque el omega ya había vuelto a su momento de crisis de no saber que utilizar. Esta vez Hyunjin no fue tan mala persona y le aclaro que cualquier vestuario se adecuaría al lugar en el que irían. Con eso Jeongin pudo elegir su vestuario y tomarse el tiempo de respirar antes de que el alfa lo recoja.

Así que ahí se encontraba de nuevo, observándose en el espejo grande del gimnasio, sin embargo en esa ocasión nadie lo acompañaba, solo era él y sus nervios mientras se observaba el cuerpo completo una y otra vez.

Se dijo que no volvería a repetir el pánico de la última vez, estar horas buscando un conjunto lo había abatido y también le había hecho entender lo rápido que podía jugarle los nervios. No por nada se había arrojado detrás del sofá cuando Hyunjin llegó.

Así que ese dia traía unos shorts azul marino con una camisa del mismo color, la camisa totalmente abrochado hasta el cuello y cayendo fuera de sus pantalones quitándole el aspecto aburrido, unas medias negras un poco más arriba de los tobillos y zapatos con plataforma un poco alta.

Peinando una vez más su cabello blanco se sintió satisfecho. Este caía lacio y había adoptado un color casi plateado.

Alzando sus puños frente al espejo se dio fuerza a sí mismo, y la realidad era que para él ya no era tan difícil merodear al rededor de Hyunjin, al menos no mientras el alfa no lo moleste con comentarios sexuales o melosos.

Todavía recuerda sus primeros encuentros. Jeongin ahora sentía leve vergüenza al recordarse a sí mismo a punto de enterrar su cabeza en el suelo por el simple respirar de Hyunjin cerca suyo.

Bueno, seguía siendo así. Pero la diferencia ahora era que no era el único que se quedaba sin aliento cuando se veía con Hyunjin.

Bajando las escaleras con saltos contentos no se preocupo por despedirse de la señora Kim, ya que era domingo y era su dia libre, y Kkami se encontraba con el personal a sus cuidados.

Saliendo de la casa bajó los pequeños escalones y se dejó caer en el penúltimo aferrando su teléfono contra su pecho, esperaría ahí al mayor ya que no era recomendable estar con la compañía de los guardias.

Hyunjin no había estado en la casa en todo el día. Habría sido un día difícil si el alfa no le hubiera llamado horas antes aclarando la cita para esa noche. Se había ido desde la mañana muy temprano y bueno, Jeongin no iba a negar que se puso a llorar apenas despertó y no lo encontró a su lado.

Lo reconfortó sentir el cosquilleo en su marca y su cuerpo calentarse agradablemente. Fue la primera vez que recibió consuelo departe del alfa a través del lazo. Y minutos después que pudo calmar su llanto una llamada entrante de parte de Hyunjin lo animó a seguir con su día.

Sabía que el alfa haría eso. Hyunjin más que nadie sabía que si era decisión del omega, nunca volvería a trabajar, y él no podía permitirse eso si no quería levantar sospechas con el omega en camino del jefe. Así que el alfa tomó la decisión de separarse de Jeongin en silencio para no pasar por el proceso del llanto.

Mala decisión, pero no tan mal resultado.

Varios minutos transcurrieron antes de que el característico sonido del código del portón siendo manejado se haga escuchar. Colocándose de pie de un salto Jeongin deslizó su teléfono dentro del bolsillo de sus shorts y luego entrelazó sus manos observando con los ojos brillantes a Hyunjin ingresar a la casa.

Melifluo | Hyunin #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora