-Urghhh.- Gemí cuando la luz golpeó mis ojos dolorosamente y mi cabeza palpitaba de dolor. Nunca. Beber. De nuevo. Entrecerré los ojos para disminuir el brillo pero todavía no podía ver. Empecé a dormitar de nuevo, pero entonces recordé, ¡la escuela!
Salté de la cama sólo para hacer una pausa a la sensación en mi estómago, sostuve mi mano sobre mi boca y corrí al baño donde dejé escapar una parte del alcohol asqueroso que había ingerido mi cuerpo la noche anterior. Mire a mi alrededor y estaba en mi casa.
Me quejé y agarré mi pobre estómago.
-Ugh Dios Dani.- Pau se retorció cuando entró y se arrodilló a mi lado. Tomó el cabello de mi cara, manteniéndolo alejado de la caída de agua que venía de mi boca. me puse a llorar y de inmediato sentí el brazo de Pau en mi espalda.- Shh, no pasa nada. Deshazte de todo eso y luego conseguiremos algunos analgésicos ¿de acuerdo?
Asentí débilmente y continué sintiendo la quemadura en mi garganta.
-¿Cuánto has bebido?- Pau preguntó incrédula mientras frotaba círculos suaves en mi espalda.
-Lo suficiente como para olvidar por un rato.- Le respondí sin pensar.
-Eso suena como el infierno y cuando me dijiste que no podías ir dos días sin una copa, Daniela, no vuelvas a entrar en este estado de nuevo, ¿me oyes?- Pau advirtió.
Me atraganté y ella me ayudó de nuevo, lo que me permitió expulsar más allá de mis tripas en la taza del inodoro.
-Hablé con ella ayer por la noche y yo le dije lo que necesitaba oír.- Pau dijo, haciéndome romper la cabeza para mirarla de frente, sólo para que tuviera ganas de vomitar debido al movimiento repentino y severo.
-¿Qué has dicho?- Susurré, demasiado débil para siquiera hablar correctamente.
-Sólo vamos, termina aquí y luego te metes en la cama ¿de acuerdo?- Pau cambió de tema, no quería ser la persona que le diría a Daniela que Maria José se sintió muy mal por lo que había hecho, la morena debía hacerlo ella misma.
Daniela asintió y se quedó en el inodoro durante veinte minutos para asegurarse de que no necesitaba vomitar de nuevo. Satisfecha, Pau ayudó a Daniela a ponerse de pie y la llevó de regreso a su cama, donde Daniela se quedó dormida casi al instante. Por suerte ellas no tendrían que ir a la escuela hoy, ya que era un día de inserción, nadie tenía que ir, incluida Maria José.
Pau sacó su teléfono.
-Hey, tengo que salir, así que ¿puedes venir a la casa para cuidar de Daniela? Su padre tiene un turno largo, así que estás segura, aparca el coche más arriba en la carretera.
-Por supuesto, no va a ser mucho tiempo.
-Muy bien, ah.... y espero que tengas tus disculpas lista.
-La tengo.
-Bueno, bueno, nos vemos aquí entonces, adiós.- Dijo Pau antes de colgar.
Pau no necesitaba salir, pero las dos amantes necesitaban un tiempo para solucionar el problema. Pau salió de puntillas de la habitación de Daniela y trajo una cubeta, colocándolo en el suelo junto a Daniela por si tenía ganas de vomitar, ella no tendría que recorrer un gran camino hacia el baño y menos en su estado debilitado.
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-Entra.- Dijo Pau cuando abrió la puerta a Maria José que se veía tan mal como Daniela.
Maria José entró con unas flores en la mano y se puso de pie torpemente en la puerta mientras Pau tomaba las flores y las llevaba a la cocina para colocarlas en agua.