Leer bajo su propio riesgo, no soy responsable de llanto excesivo :) AQUI VA...........
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-Yo... yo..- Maria José tartamudeaba, incapaz de explicarle a la Sra. Frey lo que había sucedido.
-He oído todo, lo del salón de clases también. Estoy muy decepcionada de ti Maria José.- Suspiró.- Daniela, he llamado a tu padre y está en camino. Maria José ven conmigo, tenemos que hablar.- Dijo en tono bastante severo y giró para volver a la escuela mientras Maria José la seguía.
Me quedé parada en medio del aparcamiento, incapaz de moverme. La lluvia empezaba a caer, pero yo no me movía. Parecía que mis pies se hubieran quedado pegados al concreto. Mi corazón se rompió en mil pedazos cuando vi a Maria José mirándome por encima de su hombro y frenando su paso, pero la Señora Frey la empujó con dureza y rompió nuestro contacto.
-Poché...- Susurré, mientras veía al amor de mi vida desaparecer.
La lluvia caía más fuerte. Yo estaba empapada y congelada pero no me importaba. Me quedé mirando fijamente la puerta de la escuela con la esperanza de que Poché saliera y tomara mi mano, así podíamos hacer nuestras maletas y huir juntas... pero no lo hizo.
Una mano se posó en mi hombro, me dio la vuelta y me llevó a una furgoneta a la que yo estaba acostumbrada a montar en mi infancia. Me empujó hacia dentro y me tiró una toalla. Nunca quite mi mirada de esa puerta hasta que la perdí de vista.
-Daniela, ¿qué carajo estabas pensando?- Alzo la voz, difundiendo miedo,- ¿Una puta maestra? ¿Una mujer?
No dije nada, sólo incliné la cabeza pensando en lo que estaba pasando a Poché en este momento. Probablemente estaba siendo regañada despedida.... Arrestada.
-Tenemos que volver.- Supliqué.
-No vamos a volver Daniela.- Mi padre respondió, manteniendo firme sus manos en el volante.
-Por favor, tengo que verla. ¡La están lastimando por favor!- Lloré, y tiré de la manija de la puerta, dispuesta a saltar y correr de regreso a la escuela a pesar de las lesiones que recibiría. Mi padre detuvo el coche de inmediato y me agarró los brazos para poder cerrar la puerta con seguro.... Una vez que lo logró, yo seguí golpeando la ventana con la esperanza de romper los vidrios...
-¡Daniela Calle! ¡Deja de hacer eso ahora mismo!- Yo sabía que estaba en problemas por la forma en que me llamó.
-Por favor.- Me desplome en mi silla, agotada de todos mis esfuerzos.- Por favor, no puedo perderla.- Murmuré, luchando contra el impulso de desmayarme.
-Mila, lo siento...
Y todo se volvió negro.
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Me desperté con un vacío que no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Lo había perdido todo...
Me senté casi como un zombie sólo para ver a Pau mirándome fijamente. Estaba inclinada, con los ojos llorosos y cubriéndose la boca con las manos. Mi visión se volvió borrosa y Pau se levantó de inmediato y me envolvió en un fuerte abrazo.
Pau no decía nada, yo solo lloraba y me aferraba fuertemente a su camisa clavando mis uñas en mis propias manos hasta sangrar aunque no sintiera nada.
Pau temblaba bajo mi propio temblor y no tenía que ser un genio para saber que Pau también estaba llorando. Me abracé a Pau con más fuerza hasta que me atraganté con mi llanto, sólo entonces, Pau se apartó y me miró.