Me senté en el asiento del copiloto del coche de Pau y todavía me sentía mareada, pero nada como antes, estaba tambaleando y tenía un ligero efecto borroso en mi visión pero me sentía decente.
Pau me puso el cinturón y luego cerró la puerta ya que mis manos aún estaban atrapadas detrás de mi espalda. Apoyé mi cabeza adolorida en el frío cristal de la ventanilla del coche, mientras esperaba a que Pau llegara al asiento del conductor. Una vez que lo hizo, prendió el coche, pero no arrancó de inmediato, en lugar de eso sacó su teléfono y escribió en él de nuevo. Ella recibió una respuesta casi al instante y sonrió para sí misma antes de bloquear su teléfono.
Yo no sabía que diablos planeaba, pero seguí haciéndole preguntas a Pau acerca de lo que iba a suceder, ¿cuáles eran los castigos, que diablos había enviado en los mensajes de texto?... Y cada pregunta tenía la misma respuesta, ¡¡Un puto silencio!!
Estaba frustrada por haber sido ignorada, hasta comencé a tratar de soltarme, seguramente las esposas no eran fuertes... Quiero decir, es sólo parte de un disfraz, está destinado a ser falso. Me propuse a tirar de ellas, pero fue en vano. Entonces me incliné hacia atrás y delante para probar diferentes maneras de tirar de ellas pero esta vez el cinturón de seguridad me restringió y la estúpida de Pau simplemente sonrió a mis esfuerzos.
Una vez que llegamos a la casa de Maria José, Pau se bajó y cerró la puerta del coche. La vi subir hacia la puerta principal y tocar el timbre. Cuando la puerta se abrió un poco, se deslizó en el interior. ¡¿En serio?! ¿Ella me iba a dejar aquí? ¿De esta manera? ¡¡Eso no es cool!! Con mis pies empujé contra la bocina, y pite frustrada, sonreí cuando vi a Pau corriendo hacia a mí, diciéndome que parara como si fuera una niña y ella mi madre, me burlé y continué tocando la bocina y haciendo un escándalo dentro del coche. Al final, ella no tuvo más remedio que sacarme de ahí.
Me agarró de los brazos ignorando totalmente mis palabras y me arrastró hasta la puerta principal, me llevo dentro y me ordenó que me detuviera. Rodé mis ojos, pero hice lo que me dijo, ¡¡ Yo sólo quería ver a Maria José!!... y pronto apareció. Caminó por el pasillo sonriente y traía una bata puesta, se veía tan hermosa. Pero su sonrisa creció a un más cuando sus ojos recorrieron todo mi traje.
- Gracias Oficial, la tomaré aquí.- Dijo Poché, dándole un guiño a Pau y me tomó el brazo tirándome hacia ella. Fruncí el ceño ¿por qué estas dos estaban compartiendo esas miraditas?, ¿a caso olvidan que estoy aquí?
-Ella estaba actuando de muy mala manera en e coche cuando veníamos hasta aquí Oficial Garzón.- Respondió Pau sonriéndome.
-Oh ¿en serio?- Maria José dijo mirándome. Me pareció extraño, ella parecí más alta, así que miré a sus pies y llevaba unas botas de cuero máximo de unas 6 pulgadas, similares a las mías, excepto que las mías eran de 4 pulgadas.- ¿Qué estaba haciendo?
-Trató de liberarse de sus ataduras y hacía preguntas constantes a pesar de que sabía que no respondería a nada.- Pau sonrió.
-Uh, bueno, eso fue travieso ¿no?- Maria José se rio entre dientes y tiró de mi un poco, haciéndome perder el equilibrio.
-Bueno, la voy a dejar en sus hábiles manos Oficial Garzón, adiós Calle.- Pau me dio un guiño y se fue, dejándome sola con Maria José.
-Yah, ¿podrías soltarme?- Gemí, tirando de las cadenas de nuevo.
Maria José simplemente me ignoró y me llevó a la sala de estar, Tiguer probablemente estaba encerrado en una habitación o algo porque de lo contrario estaría mordiendo mis pies o tratando de lamer mi cara.
Nos detuvimos frente al sofá e iba a voltearme para hacerle frente, pero me empujó y caí duro contra los suaves cojines del sofá.
-Hey, vamos déjame ir.- Me quejé. Ella simplemente me miraba, sus ojos verdes recorrieron mis muslos y luego se posaron en mi escote. Sonrió pícara y se desató el lazo de la bata dejándola caer al suelo.